12 julio 2009

Romeo y Julieta (DohkoxShion) Capitulo 4 (2/3)

Continuación Capitulo Cuarto.


Mi alma reclama al no poder verlo. Han pasado dos semanas desde esa noche, y desde entonces que no dejo de pensar en la proxima...pero nada de eso sucede. Siento que a cada minuto me cuesta más respirar si no le siento cerca, si no sé siquiera si se encuentra bien, si no lo veo a la cara y lo beso. Ya no aguanto más tiempo sin él, lo que me llebó a mi arriesgado intento de verle, locura total: adentrarme en los jardines Capuleto y conseguir un "Te amo". Ese es mi trofeo y con solo eso regresaré a casa feliz y dichoso. Deceo volver a esos hermosos jardines donde posó por primera vez mis labios, como una delicada mariposa, suave y juguetona revoloteando sobre las dalias al salir por fin de ese capullo que pricionera la tenía. Pero es muy arriesgado. Demaciado. De hecho, jamás deví hacerlo la primera vez, pero cómo agradesco esos momentos, que en ese entonces fueron confusos para mí, pero que dieron paso a ese profundo amor que reposaba virgen y escondido en mí. Necesitaba sentirlo nuevamente, mi corazón latir al verlo aparecer ante mis ojos, aún a pesar de que eso sea un peligro contra mi propia vida, ya poco me importa, puesto que en una vida sin Shion prefiero ser acesinado por los cientos de guardias que protegen la fortaleza Capuleto. Es por eso que ahora camino sin rumbo rijo, aparentemente, y sin hacer nada, pero en realidad, dentro de mi mente se está viviendo una verdadera batalla...La decición está tomada: iré a verle.

Han pasado dos semanas, como ya he dicho, y repito que no he podido dejar de pensar en él. Sueño todas las noches con sus besos, que escapamos juntos. Esto ya es una verdadera locura, se está escapando de mis manos, de mi razón la misma que ahora decía: "¡¡No vallas, tonto!!". Pero nada podía detenerme, nunca en mí sentí tanta convicción. No he podido dejar de pensar en él a pesar de lo que ha sucedido en mi casa. Naisy sigue mal. Mi pobre hermana aún sigue creyendo que vió a su amado Francisco, mi madre tubo una discución muy seria y violenta con mi padre sobre eso; mi madre dice que algo realmente raro sucede, que Naisy no es así; mi padre que ya se le pasará y que son caprichos esos por Francisco, que deve aceptar que esté muerto; mi madre que la noche de la fiesta entro un Capuleto al lugar, que pudo haberle hecho algún daño a mi hermana para que estubiera tan asustada y alterada...Tonto de mí, intervine diciendo: "No, él no le hiso nada a Naisy, no". Todos quedaron mirandome extrañados, otros como si yo fuese el peor villano del mundo. Traté de corregir: "Yo sé que no, ella me lo abría dicho en el momento..."

Camino entre la gente, siempre me saludan pero en estos lugares nadie me ha visto, mas bien me miran como extraño. Ya me estoy hacercando a la casa de los Capuleto, deliberadamente me cubro la cara con una pequeña capucha que llebaba y tomé rumbo por un callejón que me llebará mas pronto y discreto a mi destino. Por fin, la inmensa contruccion se presenta ante mis ojos. Ahora las cosas no son tan fáciles como antes...está lleno de guardias, mi corzón late muy fuerte y mi respiracion se agita: si me descubren, me matarán!! Pero no hay paso atrás, bien escondido mi rostro, paso sigilosamente por entre las rejas de los jardines, donde antes había entrado. Un guardia siente el ruido de mis pasos y se hacerca. Nerviosamente, me tiré al suelo arrastrandome hasta un pequeño arbusto. El sujeto llegó hasta donde estaba yo antes, buscó con la mirada y notó que todo estaba en orden. Se retiró por fin. Solo entonces pude volver a respirar.

Me puse de pié y agachado como un anciano, camino silencioso hasta donde se encuentran las ventanas de la gigantesca casona. Ya las puedo ver, y con más ansias veo la ventana de la habitación de Shion. Comienso a acercarme con más confiansa, cuando una voz paraliza mis movimientos como si fuese un frío sable penetrando mi estómago.

-Detente ahí, infeliz...¡¡das un paso más y juro que te atravieso con mi flecha!!-mi rostro palidece del miedo y las emociones que se le acemejan. Me volteé para ver de cara a mi contrincante, desde las sombras sale un chico con un arco y flecha preparados y apuntandome directo al pecho. Sus ojos estaban enrrabiados y me miraban con odio, eran verdes y grandes. Su cabello era largo y liso color lila, su piel blanca...tan blanca...tan similar a la de Shion...-¡¡Sácate la capucha y muestra la cara, cobarde!!-me gritó imperativo, yo sin perder el orgullo me la quité y la arrojé al suelo.-...Lo sabía...¡¡eres un Montesco!! Has venido a quitarle la vida a mi hermano, aprobechando su estado, ¡¡eres patetico, morirás aquí mismo!!
-¡¡Yo no he venido a quitarle la vida a nadie, ni mucho menos soy patetico!! Más lo eres tú, que sales desde las sombras y atacas por la espalda!!!-dije para no demostrar devilidad y desenvainando mi espada, pues si quería seguir con vida, devía ponerme en guardia ahora mismo.
-Como te atreves...eres un cobarde, porque has venido a matarle ahora cuando está mas devil y desprotegido, pero no lo harás mientras yo esté aquí, y ni tu pequeño sable podrá resistir la fuerza de este arco, no lo podrás detener, Montesco!!
-¡¡Pues eso lo veremos!!-grité poniendo mi espada como defensa y rogando a los cielos que luego de ese tiro salga vivo. Pero el tiro jamás se ejecutó, a pesar de que tencionó su arco para atacar, pero en ese presiso momento una voz desgastada y agotada, sin embargo fuerte lo detubo.
-¡¡No...no le hagas da...ño...!!-ya sin fuerzas trató de afirmarse en el varandal de la ventana: con ropas de dormir, un rostro sumamente enfermo y desgastado, cerraba sus ojos con una exprecion de dolor...era Shion desde la ventana de su cuarto!!!-No...!!-ya sin fuerzas, sus brazos no resistieron el apollo y resvalaron, su cuerpo entero asomó por la ventana y sorprendentemente ante nuestro ojos estrupefactos voló monótono sobre los aires hasta caer pesadamente sobre el césped del jardín. Horrorisado por completo fuí en su busca, pero mi contrincante que se hallaba más cerca, se aproximó a él y levantó nuevamente su arco para no permitirme hacercarme.
-¡¡Te mataré ahora mismo por lo que has probocado!!-me gritó ahora con furia y pequeñas lágrimas que asomaban por sus ojos, mientras de momento se acercaba a Shion y le miraba, luego me miraba a mí para corroborar que no me moviera.
-No...no...no le hagas daño...no..por...favor...-insistía, tirado en el cesped, seminconsiente. Yo ya no resistí más y me lansé a él, no podía verle así tirado en el suelo sin socorro.
-Shion!!! Shion!!!-gritaba yo angustiado volteandolo boca arriba y colocando su cabeza sobre mis brazos.
-Por qué??-insistía el otro chico.-¡¡¡Es un Montesco!!!
-Lo sé...-respondía Shion abriendo pesadamente los ojos.-Es un Montesco...-me sonrrió y luego dijo.-Se llama Dohko...
-Dohko...?!!!-dijo aterrorizado mi contrincante, sin notar que de sus dedos el arco había caído al suelo.-No puede ser el mismo Dohko...!!!
-Dohko...-me decía Shion sin escuchar al otro chico.-no deviste venir, es muy...muy arriesgado...
-No soportaba estar tanto tiempo sin tí, ya no podía...-le respondí mientras le acariciaba el rostro con el dorso de mi mano y le besaba.
-Por qué no me lo dijiste?-preguntó el otro chico con los dientes apretados.
-No podía...no podía...ahora lo sabes, guarda silencio y...y no le hagas daño...por favor...-ya sin más, su cabeza cayó, sus ojos se cerraron. Estaba inconsiente.
-Dohko...-dijo el chico a mis espaldas, su voz ya no era desafiante.-Hay que llebarlo a su habitación...pero nadie debe verte.-me indicó que le siguiera, yo confundido, sin entender absolutamente nada, solo le seguí con Shion en mis brazos. Entramos por una puertecilla escondida y pequeña, seguramente una puerta de empleados, pasamos por apretados corredores hasta que llegamos al salón principal. Un hermoso lugar, sin duda, lujos por todas partes, las cortinas, los sillones, todo relucía en aquel lugar. Me indicó que me apresurara, y llegamos hasta unas escaleras. Ahí me ordenó detenerme y aguardar detrás de una pared. Del otro corredor sale una niña pequeña.
-Mu...¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar cuidando a mi hermano? O...¿algo le ha pasado?-preguntó ahora mas asustada, la pequeña no devía tener más de 7 años, vestía un vestido blanco y se veía muy tierna.
-Tranquila, Saori, no le ha pasado nada. Solo bajé por unos segundos para decirle a la empleada que prepare un té...-le acarició la cabeza y le sonrrió.
-Hermano...Shion mejorará, cierto?? Verdad que sí??-preguntó la pequeña, con lágrimas en sus ojos. El otro chico se puso en cluclillas para estar a su altura y la tomó de los hombros.
-Claro que mejorará. Solo debes rogar y resar mucho para que eso suceda. Ya verás que pronto se levanta de esa cama y va a jugar contigo, no te preocupes, pequeña...-le besó en la frente.-vé a jugar.
-No, iré yo misma a preparar el té que necesitas.-le contestó con una sonrrisa ella y se retiró. En ese momento el chico me indicó que subieramos las escaleras que ya nadie nos veía. Abansamos por un corredor lleno de puertas a ambos lados, pasamos aproximadamente 5 y entramos en la sexta habitación. Había una cama, una pintura muy hermosa colgada en la pared, un mueblesillo junto a la cama donde había un rosario y una medalla de oro. Un guardaropas en el costado de la habitación, una silla y un pequeño escritorio, eso era todo. Recosté a Shion sobre la cama y lo cubrí con las mantas. El chico me tendió la silla y él se sentó al borde de la cama.
-Ya veo que tú eres Dohko...todavía me cuesta creerlo...-me dijo.
-No entiendo...
-Shion me hablaba mucho de tí. Que él te ama, que tú lo amas. Me hablaba de un tal "Dohko" pero nunca mensionó tu apellido...
-Porque soy un Montesco...-le respondí.
-Sí...ha estado desde algunos días enfermo, parecía un resfriado normal, pero empeoró en lo que va de ayer y hoy. Papá me ha pedido que cuide de él...seguramente estabas preocupado por él -se me vino a la cabeza la frase "No soportaba estar tanto tiempo sin tí, ya no podía..."-y por eso has venido. Te pido disculpas por haberte enfrentado abajo en los jardines, pero yo no sabía...y además estaba muy preocupado por su salud y porque Saga me mencionó que algún Montesco podría aprobecharse de la situacion y venir a matar al hijo del patriarca Capuleto, nuestro padre.
-No tienes porqué pedir disculpas...has actuado bien...-pero luego se me vino un rencor a la cabeza...ese nombre, Saga, aquel que había herido a mi padre y que casi le lleba a la muerte.
-Pero Shion tiene razón. No deviste venir. Si no es por él, que arriesgó su propia integridad por defenderte, estarías muerto con una flecha atrabesando tu corazón, y si no fuese así, algún guardia te habría disparado. Deves cuidar de tu vida, porque si algo te pasara...no solo lo sufrirías tú, sino Shion, y con él yo tambien, su hermano.
-Lo sé pero...necesitaba verlo...!! Necesitaba saber de él, ahora mismo está enfermo y yo no tenía ni la más minima idea!!
-Lo sé...lo amas, lo puedo ver...pero no vuelvas a esta casa, has oído bien?? Es muy peligroso.-Shion abría lentamente sus ojos y balbuseaba algunas palabras.
-Pero cómo puedo saber de su salud??
-Vé mañana al mercado, te estaré esperando en una esquina.
-Dohko...-decía por fin despertando de su sueño.-Donde estas??
-Aquí estoy, amor, aquí estoy...-me hacerqué a su lecho y le besé.
-Antes...de que vinieras, me dolía todo...pero...ahora que estás aquí, conmigo Dohko...ya no siento ningún dolor...-me sonrrió.
-Tienes que ser fuerte, Shion, tienes que mejorar...yo siempre voy a estar contigo, en tu corazón, no lo olvides.
-No lo olvidaré...tú no me olvides...
-Eso jamás porque te amo...-le acaricié los cabellos y le besé.
-Ya vete...puede venir Papá o cualquier otra persona...es muy arriesgado que estés aquí...-dijo el chico.
-Mu tiene razón...ya vete...prometo estar bien si tu lo estás.
-Entonces lo estaré...te amo-le repetí y lo besé nuevamente despidiendome.
-Yo tambien te amo, Dohko...-me sonrrió. Mu me guió por otro montón de corredores hasta la salida y se despidió de mí, me recordó que estubiera mañana temprano en el mercado y se retiró adentro de la casa.

Por fin dejé ese horroroso lugar que solo me mantenía asustado adentro. Era como entrar en la boca del lobo. Pero me sentía mucho mejor porque había conseguido besarle. Por otro lado, estaba enfermo, muy mal, se veía muy mal. Eso me dejó muy preocupado, con un nudo en la entrada de la garganta.

08 julio 2009

Romeo y Julieta (DohkoxShion) Capitulo 4 (1/3)

Capítulo cuarto.

POLVO EN EL VIENTO




Dos cuerpos sudados, acalorados por el movimiento de aquella noche, agitados, y enamorados....


Esa noche no la olvidaré nunca en mi vida...la noche en que Shion me hiso suyo...aquella noche...aún podía sentir su cuerpo sobre el mío, apenas unos segundos se había salido de ensima para caer exausto sobre el césped, tratando de recuperar el aliento. Yo permanecía boca abajo, lo miré fijamente.

-Eres lo mas hermoso que he visto en mi vida...-le dije.
-Gracias...y gracias por darme el placer de estar esta noche a tu lado...
-Gracias a tí por amarme...-le respondí. Extendió uno de sus brazos y me abrazó por la cintura.
-Dohko...perdoname...
-Qué sucede??
-Es que...si tu me amas, todas nuestras noches tendrán que ser así: a escondidas, entre los matorrales...siento tanto no poder darte algo mejor, algo que te merescas...así que dime, me amas, pero si no quieres estar a mi lado...yo entendería perfectamente...lo nuestro es casi imposible: si nos atrapan nos matarían a ambos. Quisiera darte...quisiera darte, poder llebarte al mejor lugar para vivir este amor, pero no puedo...Dohko, solo me basta tu amor, no necesito nada más en esta vida, y ya lo tengo, así que sé cincero y dime si de verdad quieres que continuemos con esto. Es arriesgado, dificil, el peor de los caminos que pudieras tomar...quisas permanecer a mi lado sea tu perdición...quisas para mi también...
-Shion, eso no, yo ya escogí estar contigo...y no importa si eso signifique vivir como un esclavo, como un plebeyo o como un animal, mientras esté a tu lado, me sentiré más felíz que cualquier rey...
-Dohko...no sabes cuanto te amo...te amo...-se abrazó de mí con fuerza, lo estreché contra mi pecho, como a un niño. Así se quedó, dormitando en mi regaso, tan tierno, tan tranquilo, lo más precioso que he visto en mi vida. De pronto detuve su sueño.
-Shion...es tarde...la fiesta ya debe estar por acabar...debes irte.
-No...yo me quiero quedar en tus brazos...-dijo con un suspiro.
-Ya es tarde, -dije.- Vete.
-Esta bien...-se apartó y se vistió, un tanto apenado. Yo también hise lo mismo.-Me duele el corazón tener que partir y dejarte, amor...-me dijo cuando ya estabamos listos.
-Shion...a mi también...pero ahora ya es tarde...en tu casa te van a extrañar, a mi tambien, y ya es hora de partir, pero no te pongas triste, porque aunque te vallas ahora...-me hacerqué a él y le tome las manos y las llevé a mi pecho.- te quedas aquí, en mi alma...
-Te amo.- Me besó efusibamente.
-Ya vete...-me separé y le di un empujón.-Yo tambien te amo...
-Hasta que volvamos a vernos, perdón, ¿cual es tu nombre?
-Dohko Petrucci Pirlo Montesc...-le sonrreí y él me devolvió el gesto.
-Hasta que volvamos a vernos, Dohko Petrucci Pirlo Montesc.-se cubrió con su capa y se fué tan rápido y sorprendente como una gacela.

Tan rápido logré darme cuenta de que lo tenía a mi lado, y tan veloz se fué...es como la vida, tan corta pero hermosa. La vida entera daría por buscar algo más confortante que tirarse en el pasto después de haberlo tenido en mis brazos, y pensando en sus besos. Por ahora, y quisas por siempre deba acostumbrarme a solo soñar en él la mayor parte del tiempo, mientras son solo segundos los que puedo arrebatarle al tienpo para poder estar juntos. Mi cabello se mueve con el viento, refrescante brisa, ahora solo tengo fuerzas para pensar en él. Después de todo, mi hermana Naisy tenía razón, con esta fiesta, mis sentimientos quedarían claros, la neblina se dispersaría y podría ver por fin el final del camino...Un fuerte dolor en el estomago, me incorporo de golpe...¡¡Mi hermana Naisy!!

Corrí quien sabe cuanto, ni siquiera sabía con exactitud en que parte del gigantesco jardín de los Montesco me encontraba, pero por fin pude llegar al salón principal del palacio. Casi ya nadie bailaba, las ultimas melodías resonaban en las paredes, poca gente era la que aún permanecía en aquel lugar, charlando las ultimas despedidas, y...mi hermana sentada en una silla al fondo del salón completamente sola...pero, curiosamente con una sonrrisa.

-¡¡Naisy!!
-Dohko...¿Donde has estado, hermano? Te desaparesiste de un momento a otro...
-Yo...lo siento tanto, tube que salir y...
-No lo sientes...-bajó el rostro.-Estube buscandote, muy preocupada, dicen que un Capuleto se infiltro en la fiesta, y yo estaba tan asustada, ¡Eres un desconsiderado!-mi corazón se apretó...mis manos comensaron a temblar.
-¿Has dicho que un Capuleto estaba aquí?
-Sí...pero no lo pudiern encontrar, dicen que llebaba una capa negra y el cabello anaranjado...y...¿por que me cambias de tema?!-levantó el rostro y pude ver lo tremendamente aungustiado de su rostro.
-Naisy, por favor perdoname...no quise dejarte sola...soy un verdadero estupido, debes entender...soy un necio, un torpe, no meresco tu preocupación, hermana mía...¡Ahy! No sé qué haría sin tí...
-No digas eso...Es solo que...deviste estar aquí, ¡¡como te necesité!!-se hechó a llorar a mis brazos, apretaba muy fuerte mi pecho contra su rostro, su corazón latía agitado y sus ojos no dejaban de llorar. Me sentí muy mal. Fué un sentimiento en el estómago, como anteriormente, pero ahora las cosas parecía estar mucho peor. Me asusté demasiado, la tomé de los hombros obligandola a mirarme a los ojos.
-Naisy, ¡¡que ha pasado!!
-Dohko...-sollosaba.-¡¡Le he visto, le he visto!!-siguió con sus lágrimas.
-Hermana, calmate. ¿A quién has visto?
-Lo ví a él...¡¡Yo ví a Francisco!!

Francisco...Hace algunos años, cuando mi hermana tenía sólo 14, su camino se cruzó con el de un caballero sumamente noble, de cabellos azulados y risados a pesar del corte tradicional de pelo corto que tenía. Su nombre era Francisco. Era huérfano, sus padres, que en su tiempo fueron muy adinerados, murieron y él con tan solo 12 tubo que hacerse cargo de todos los bienes de su padre y de criar a sus tres hermanos más pequeños. De seguro fué una vida muy dura la de él, pero aún a pesar de la adversidad, creció y se convirtió en un joven educado y rico, y sobretodo muy amable y gentil. Mis padres eran muy amigos de los suyos, y cuando estos murieron, toda mi familia ayudó al pequeño, ya sea con traer comida al hogar o con consejos y palabras de aliento. Esa unión con nosotros fué la que le dió paso a conoser a mi pequeña hermana. Se enamoraron, y profundamente. Era un amor de esos que con tan solo mirarlos, te daban ganas de suspirar. Mi hermana se veía tan feliz con él, y el chico, por su parte, no dejaba de sonrreirle.

Su simpatía conquistó a mi padre, que muy gustoso aceptó su noviasgo y hasta su casamiento. Francisco siempre fué como uno de la familia, y muy pronto fué aceptado por toda la casa, no devo mentir, y también me hiso confiar mucho en él, pues era onesto y muy humilde, pero más importante que todo eso, amaba a mi hermana de la manera más profunda existente. El día de la voda fue sorprendente, jamás veré a una mujer tan hermosa como a Naisy con aquel vestido, blanco y puro, sus cabellos, sus joyas, todo en ella relucía a igual que su hermoso rostro lleno de felicidad. Casados.

Poco tiempo después de la boda, Francisco entró en crisis por sus tierras, un incendió acabó con muchos de sus terrenos que eran la fuente del dinero que poseía. Mi padre le ofreció hogar, y le dió todo su apollo. Le dijo que ya era parte de la familia, un Montesco, y que no devía preocuparse de lo que pasase en sus tierras, porque los terrenos de los Montesco eran mucho más grandes, eran de la familia, eran de él también. Francisco, muy agradesido, haceptó la propuesta de mi padre, ahora era un Montesco. Les digo que serlo no es ningúna gracia, ni mucho menos, ser un Montesco puede convertirse en un infierno, no solo para mí...

Francisco era un exelente espadachín, era todo un maestro con el sable, y en los tiempos de guerra, ese Montesco no podía faltar. Mi padre sabe bien que los Capuleto son muy fuertes, y sin Francisco las cosas serían más dificiles. Le llevó a la guerra. Mi hermana estaba muy preocupada, esta guerra duró más que ninguna otra, y Francisco no volvía, mi padre tampoco. Yo era más pequeño, y mi padre me tenía prohivido ir a luchar, por que si algo le sucedía a él, yo sería quien tomara el patriarcado de los Montesco. Me quedé en casa con Naisy. Pero, muy tarde y de noche, regresó mi padre...solo. Naisy no hablaba, no preguntaba, no comía ni dormía casi. Mi padre nos dijo que había visto a lo lejos que un hombre se le había hacercado a Francisco y que le había disparado una flecha...justo en el pecho. Dijo también que el trato de salvarlo, que fué en su ayuda, pero que en ese instante, una tropa de hombres de los Capuleto se hacercó al cuerpo, y por detrás otro joven estaba siendo sercado, sus hombres estaban siendo acorralados. Papá no tubo más que dejarlo e ir en socorro de la gente que aún vivía. Esa batalla la perdieron, mi padre se rindió y tubo que arrancar junto con los demás sobrevivientes. De Francisco no se supo más, solo quedaba el recuerdo de verlo morir en el suelo de batalla...

-Eso no es pocible...¡¡por favor, Naisy, sabes que eso no es posible!!-le dije muy apenado.
-Pero...yo le ví...me siento tan mal...¡¡Estoy enloquesiendo!!!-gritó desesperada.
-No digas esas cosas, Naisy...es solo el dolor...quizás viste a alguien parecido...y tú lo amabas tanto...
-Yo lo amo y lo amaré por siempre, y fué a él a quien ví, ¡¡¡era él!!! ¡...me estoy volviendo loca, es eso!
-¡¡No!! Y ya no digas esas cosas, ven -la tomé de la mano obligandola a incorporarse junto conmigo.-vamos a casa, no le diré nada a nadie, te irás a tu cuarto y te llebaré un té de hierbas para que te relajes, eso te calmará...
-Pero...yo le ví...-insistió, casi sin convicción, me abrazó fuerte y yo le seguí el gesto. Justo cuando pensaba que ya había superado todo ese sufrimiento, Naisy ahora le vé vivo...De verdad, no sé cómo ayudarla, su amor no está con ella ni en este mundo. Me hace recordar, que si Shion ya no estubiera conmigo, no resistiría sin su presencia y me lansaría a los brazos de la muerte siguiéndole hasta el mismo infierno. Pero Naisy es fuerte, y había pasado todo este tiempo en lo que se podría decir bien...parecía haber asimilado la muerte de Francisco, ahora veo que no es tan facil como se veía y la entiendo y admiro...yo no sería tan fuerte en una situación así...

La abrasé y no la solté durante todo el trayecto hasta que volvimos a casa. Nuestro padre no estaba porque tenía que quedarse en la fiesta hasta que el ultimo de los invitados se retirase, después de todo él es la maxima autoridad de la familia, el que toma las deciciones por todos. Entramos sigilosos en la casa. Naisy lloraba en silencio, y no me soltaba, más bien cada vez se aferraba a mi pecho con mayor fuerza. Llegamos hasta sus apocentos y la dejé sobre la cama. Bajé. Le pedí a la sirvienta que preparara algún té de hierbas diciendole que Naisy no se sentía muy bien y que estaba decaída por esa razón, de modo que ella haceptó diciendo:"Entonces le prepararé algo para que le suba los ánimos a esa pequeña". Bingo, justo lo que necesitaba. Se lo llebé a su habitación, la recosté sobre la cama, la desnudé y le coloqué el pillama. No sentía ningún pudor pues era mi hermana. Ella siemplemente estaba como muerta, no reaccionaba a nada. Esa actitud, le temo, es como al principio, cuando Francisco acababa de morir: por un momento pensé que Naisy tambien había muerto. Me duele tanto verle así, sus ojos inchados, su sonrrisa apagada por las lagrimas, una exprecion monotona que me hiela los huesos al mirarla.

La recosté, le dí el té y la acompañé hasta que consiguí dormirse. Le acaricié la cabesa y le besé en la frente, con cuidado de que no lo notara, salí de la habitación. Me fuí a la mía y me dejé caer sobre mi cama. Ahora tenía tantas cosas en qué pensar...esa noche había alcansado el cielo en los brazos de ese Capuleto, y mi hermana me había llebado al lamento infernal hace algunos momentos. La gloria y la amargura juntos, me probocan un sabor agrio pero a la vez dulce en mi boca.

Tan cálidos sus brazos, sus besos, sus manos, su aterciopelada piel...por recordarlo, me hace darme cuenta de un persistente dolor en mi intimidad que con la agitacion de la situación casi ni había notado y que ahora dejaba huella de su paso por mi cuerpo. Pero no me molesta, no sé si porque fuese él el probocador del malestar o porque para mí el dolor corporal ya no tiene efecto porque él mismo fué quien arrebató de mi vida la rutina y la monotonidad de ella, y le arrancó la razón tambien, por lo que ahora disfrutaba de mi dolor.

Mi mente entra en contradicciones. Los cálidos recuerdos que Shion deja en mi cuerpo, en mi alma, en todos mis pensamientos, parecen traicionarme, alejandose, dolorosamente apartandose de mi lado, así mismo como lo hiso Francisco, dejando a una pequeña chica enamorada y desilucionada de la vida, yo sufro con ella porque todo su dolor tambien lo puedo sentir en el fondo de mi corazón cuando la veo llorar o cuando veo que detrás de esa sonrrisa esconde algo más, cuando recuerdo su muerte hace unos momentos tal y como la vivió hace tiempo por su amor. Mi pequeña hermana, mi apollo, aquella que siempre tiene tiempo de atender todos mis tontos caprichos, de escuchar mis aburridas conversaciones sobre la vida y la filosofía, la medicina y cualquier idea alocada que se me venía a la mente, una travesura de pequeños, y ahora escuchaba mis problemas con el amor de mi vida, estaba enferma del corazón...quizás de la mente tambien...¿Será capas de dejar ir el polvo en el viento?

04 julio 2009

Romeo y Julieta (DohkoxShion) Capitulo 3 (2/2)

Continuacion capítulo III

Caminamos hasta adentro, y saludamos a los conosidos y amigos.

-Muy buenas noches, Dohko...
-Buenas noches, señora Donsterband...se ve usted muy linda.-saludé
-¡Pero que galante eres, pequeño! Muchas gracias...
-Buenas noches para usted tambien, señor Donsterband.
-Bellísima noche, y que mas bella podría ser si tan elegante dama entra por estos salones...-respondio haciendo sonrrojar a Naisy.
-Gracias por el elogio...-dijo ella.-tambien me atrebo a decir que muchas envidiarian el lugar de la señora Donsterband...-ellos simplemente rieron, y continuamos saludando al resto de la gente.

Llevé a mi hermana hasta una de las mesas y le ofresi alguna bebida. Ella ascintio con una sonrrisa y me pare de la mesa para buscarla.

-Te ves mas lindo que antes...-me dijo ella cuando volví.- por fin puedo ver tu sonrrisa...
-Gracias...pero espero que tu alago no sea de rutina como el de los demas...
-No, Dohko, sabes bien que te considero una de las personas mas bellas...y ademas, y mas importante, tu alma es hermosa...
-Naisy...no digas esas cosas, que me sonrrojo...ademas, yo no lo creo así...
-Pues creelo.-dijo mientras se tomaba su copa.
-Mejor vamos a bailar, te invito esta piesa...-le dije con mucho animo mientras una hermosa interpretacion de mozart era ejecutada por el pianista.
-Dohko...no habiamos quedado en esto...-me reclamo preocupada.
-Vamos, Naisy, despues de esta piesa iremos a conoser a los jovenes de las otras familias...te lo prometi y lo voy a cumplir, pero dejame bailar contigo...
-Esta bien, me has convensido...-me dijo, yo la tomé del brazo y entramos a la pista. Ella con una mano en mi hombro y la mia en su cintura: y las otras dos tomadas. El movimiento de pies, tipico del bals, era revivido en nosotros, todo parecia ir en perfecta sincronía. La melodia ya estaba llegando a su fin, las ultimas notas revotaban por las paredes de aquel lujoso palacio y mi hermana me solto la mano y me dijo.-Ya habias dicho...vamos con los Chorbrits, ellos tienen hijos de tu edad...-y por un momento se volteo a ver el lugar donde la familia estaba sentada conversando, yo le ascentí, pero entonces, un fuerte apreton sentí en mi muñeca, y luego un brazo que me tiraba y obligaba a seguirlo. Miré hacia delante: era un tipo alto, tenía el cabello corto y anaranjado, quise mirarlo a los ojos, pero siempre se mantubo dandome la espalda. Al prinsipio opuse resistencia a su agarre, me negue a seguirlo, pero era fuerte y sujetaba con firmesa mi muñeca. Pasamos por entre toda la gente, muchos nos quedaron mirando feo por los empujones, ibamos muy apresurados y pasabamos a rozar a la gente. Llegamos afuera, el viento soplaba implacable, la vegetacion del lugar me imprecionaba al verse tan magnífica al ser cobijada por los finos destellos de los astros, nos encontrabamos en el jardín, nadie nos observaba, nos encontrabamos lejos de cualquier mirada curiosa, y solo allí dejó de apretarme y aprobeché para soltarme y quedarme estancado en el suelo, ya no seguiría su juego. El sujeto caminó unos pasos más allá y al no sentir mi cuerpo seguiéndolo, se detubo.
-¡¿Quien eres?!-le exijí con autoridad. Se puso la mano en el sombrero, lo sacó de su cabeza...pero, agarró sus cabellos y los tiró con fuerza...entre sus dedos quedó la falsa cabellera, y mientras sus finos y sedosos cabellos verdelimón caían suaves por su espalda y quedaban depositados en sus hombros dijo aún sin voltearse...
-Shion Amadeus Astto Capulet...-solo después de dejar escapar la ultima de esas sonoras palabras, dejó por fin deleitarme con ese delicado pero firme rostro que asimilaba ser la escultura tallada por Dios mismo...su tez de nieve, sus rubíes por ojos...clavó tan bellas orbes en mí, mi cuerpo se estremeció, mi corazón se apretó, el aliento se me congeló, desvié la mirada hacia otro lugar, no soportaba dejarme vencer por él, de seguro, desde su lugar, devía estar babeando, devía verme como un perfecto imbésil...comensó a acortar distancia...el sonido de sus botas, pasos tan orgullosos dignos de un rey, cuando ya tomé consiencia del tiempo, estaba tan cerca, me levantó la mirada del suelo, me obligó a mirarle fijo...estaba derrotado...
-Es muy peligroso que estés aquí...-dije recuperando la voz a cada palabra.-¡Esta es la fiesta de los Montesco!
-Sabes muy bien a qué he venido...-dijo.-He venido a terminar lo que comensamos aquella tarde cuando eras cobijado por techo de los Capuleto...o mas bien, he venido a que tú lo termines...
-Este no es momento...-balbuseé nervioso, tratando de buscar argumentos falsos para no responder a su interrogatorio, me sentía acorralado.
-No tengas miedo...solo dilo, ¡necesito saberlo! Si no me amas, lo entenderé, pero por favor, no me dejes con el dolor de convivir cada día con la duda...ya no lo soporto...es un verdadero infierno.
-Y si fuera cierto, ¡¿que?! ¿Qué harías después? Me preguntas si te amo, pero no tomas consiencia de lo que eso significa...
-Dohko, tú di mi nombre, y yo llegaré desde el fin del mundo, cruzaré deciertos y mares, fríos inviernos, lucharé con feroses bestias en el camino, pero te juro que llegaré a tu lado...si tu dices mi nombre, yo estaré a tus pies, me dejaré asotar por los villanos, por tu padre, que solo quiere verme muerto, me dejaré tratar como un animal, bajaré la cabeza y dejaré mi orgullo, renunciaré a mi nombre, a mi familia, dejaré todo lo que poseo, pero te aseguro que seré tuyo...¿Crees que no se lo que estoy diciendo? Desde que te vi por primera vez, he estado más lucido que nunca, y mantengo la cabeza en alto por que quiero verte...yo te amo.-me miraba, me miraba y sus ojos brillaban emocionados con la luz de la luna, apacionado, pero cambió de pronto, me miraba preocupado, casi llorando, me sujetó fuerte de los hombros...-pero contestame...¡Contestame por favor!-me sentí mas seguro en sus brazos, era como imposible que el dolor penetrara en ellos, ahí quedaría cobijado, y podría dormir todas las noches sabiendo que estaría a salvo en ellos. Le sonrreí y con un moviemiento de cabeza le ascentí...no pareció entender mi gesto, me miró confundido, estaba a punto de formular una pregunta, aprobeché la soledad de su boca y arranqué su aliento con mis labios...lo besé como nunca imaginé besar a alguien, y así mismo, luego de unos cuantos segundos que permaneció tratando de comprender lo que sucedía a su alrrededor, me besó también.

Sin darme cuenta, su cuerpo me empujaba, deví retroceder, pero siguió una y otra vez más. Acorralado seguí retrocediendo, parecía obligarme a hacerlo, sin deshaser el beso que poco a poco dejaba de ser tierno y tomaba un color rojizo. El suelo en mis pies se sentía blando, una cama cubierta de sábanas verdes, el empuje me hiso perder el equilibrio al tropesar con una piedra y mi cuerpo se separó vioentamente del beso para caer...pero, sujetó mi espalda con sus manos y me depositó suavemente en el césped...ahora las sombras nos cobijaban, sin embargo era posible ver claramente sus ojos iluminados por la luz de la luna. Comensó a besarme el cuello, sus manos se introducían por mi pecho y desabotonaban mi chaqueta para luego desaserse de mi camisa y lansarla lejos. Le detuve, mirandole a los ojos un poco angustiado. Quedó helado.

-¿Qué sucede?...si...si voy muy rápido, solo dilo, entenderé...en realidad, no quise importunarte, si no quieres o no estas preparado...dimelo...esperaremos un momento más adecuado...cuando tú lo decees...perdóname por favor, en verdad soy un canalla...-se puso muy rojo, se apartó de mi y no me dejó verlo a la cara.
-No...no...no te alejes...yo te amo...te quiero...quiero estar contigo...ahora.-le sonrreí, se volteó a mi un poco impresionado. Pero recuperó también la sonrrisa...-Solo es que...tengo un poco de...miedo.
-No debes tenerlo...no. Tú a mi lado, mientras yo esté contigo, nada malo te sucederá...nada...por que cualquier cosa que te fuese a pasar, yo tomaría tu lugar...jamás permitiría que algo te sucediera a tí, antes de que me pase a mí, y me mate...por que si no acaba conmigo por completo, no logrará tocarte ni un cabello...-me dijo, y ahora se desiso por completo de mi ropa y me miró...pero ahora con cariño, admiracion, contemplacion...-sabes?? Eres hermoso, Dohko...mas hermoso de lo que huviese imaginado en cualquiera de mis sueños...-Ahora, se deshiso de su capa, su chaqueta, su camisa...me dejó ver un hermoso pecho profundamente blanco, parecía sagrado, del más puro marfil, contruido con seda, su cintura: se deshiso ahora de su pantalon y por completo de su ropa...tan complejo...palabras me faltan para poder describir tan facinante deleite a la vista, fuerte como los gorriones al amaneser, furioso pero apasible, tímido pero orgulloso, cada día de mi vida no valía nada pensando que gasté 16 años de dianbular por las calles de la cuidad buscando algo que cambiase mi vida, pensando que el amor era solo amor, y que la vida era solo sufrimiento y pobresa para algunos, para los mas afortunados sufrimiento y algo de dinero...tenía el pensamiento de un desalmado, pero ese momento, todo regresó a mi, mi alma que estaba perdida y eso era lo que en realidad buscaba, me demostró que amor es sufrir y dolor, pero tambien alegría, y si tengo la alegría de estar con él, los momentos de sufrimiento serás aplacados por eso tan grande que siento...amor? Já, dicen que la gente es capaz de morir de amor, lo que yo tengo no lo es...yo no moriría...yo viviría para él, y solo para él, aunque mi vida se hagote a cada doloroso segundo lentamente, aunque sea apuntado con los dedos de la moralidad y la justicia, viviría aunque eso significase un pecado imperdonable...no moriría porque viviría para él...Pasé mis manos por ese fino cuerpo hecho de seda, era tan suave...tan calido...se hacercó a mi y me besó, yo lo besé, nos besamos, nos amamos...rerorrió todo mi cuerpo besandome, jamás imaginé que sus caricias eran tan finas, me hacían temblar...me desacían. Lo miré a los ojos, me sonrrió, este momento se quedará para siempre en nuestras memorias, hasta mas allá de cuando estemos muertos, será un recuerdo que contaremos a nuestros hijos y nietos y que marcará nuestra unión que será eterna...eterna desde este momento.

Sus ojos, dos pequeños rubíes me miraban tan profundamente, brillaban como el rocío de la mañana sobre el cálido cesped, nos mirabamos tan fijo que podía ver el reflejo de mis ojos en los suyos.

-¿Me deceabas, Shion?-le pregunté.
-No antes de amarte, ni de amarte con locura, ni de amarte con paz...ni tampoco antes de amarte con todo lo que tengo...después de eso, los placeres carnales no significan nada...y tú...¿Me deceabas? ¿Aunque fuera solo un poquito?
-Yo...es que...estaba tan confundido...deceaba tus besos, pero no pensé nunca que tendría algo tan importante como tú...completo y entregado a mí...no se me ocurrió jamás...era como lo inalcansable...
-No soy inalcansable...aquí estoy...a tu lado...y nunca te dejaré...-me susurró, delicadamente me tomó por la cintura y me volteó boca abajo en el pasto. Cargó su cuerpo contra el mío, tanta cercanía me apretó el corazón...una mescla de sentimientos revoloteaban en mi estomago, no sabía si estar alegre, tranquilo o nervioso, simplemente me dejé llebar por sus cálidas manos...puso su cintura sobre mí...me estremecí...se hacercó a mi oido, casi como un susurro, su aliento chocó con gracia en mi cuello, me dijo "Te amo..." justo antes de hacerme experimentar por primera vez su cuerpo...