28 diciembre 2009

Un Virtuoso de la Guitarra: Alejandro Silva


Le llamé así, virtuoso de la guitarra, ELECTRICA, para ser mas presisos. Me gustaría presentarselos como mi ídolo indiscutido de metal y rock en todos sus géneros: se preguntarán por qué, habiendo tantos famosos como Steve vai, Joe Satriani, John Petrucci, que quisás sean mejores que él, pero lo escogí a él por ser chileno (no es que sea nacionalista, el chiste es que no es ni de EEUU ni de europa), detallista en sus canciones (segun yo), pero no así deja de tener ese toque de "virtuosismo" como dije antes. ¿A qué me refiero con virtuosismo? se preguntarán algunos. Pues en el mundo metal, un guitarrista que no tenga la capacidad de tocar barridos empedernidos, riffs salvajemente rápidos: solos a la velocidad de la luz, combinando todo tipo de técnicas y saubiendo y bajando del mastil a toda velocidad; pues entonces no merece estar en él. Y simplemente no lo está.

Vamos a algo más teórico. Su nombre, para comenzar, es Alejandro Silva. Comenzó a tocar guitarra electrica desde los 15. En 1997 conoció a Steve vai en una conferencia de prensadándose conocer así frente al mundo, para ser invitado el 2004 al G3 en Chile como invitado de honor. El G3, para los que no lo sepan, es una especie de evento por así decirlo en los que se reunen todos los años los tres guitarristas más prestigiosos de todo el mundo. Y ahí se encontró nuestro chileno, compartiendo escenario con Steve Vai, Joe Satriani y Robert Fripp, convirtiendose en el G4. Sólo los grandes han participado del G3, dejo recalcado y re-dicho, pues éstos antes mencionados postulan al puesto eterno del mejor guitarrista del mundo.



Suena impresionante que alguien así logre tanto. Y es por su talento, y su mirada estratégica, tal vez también.

¿Toca sólo? No en realidad, aunque muchas veces se ha presentado dando clínicas individualmente.

Pertenece, es fundador y miembro mas importante de la banda Alejandro Silva Power Cuarteto o ASPC, creada en 1999 y la cual ya atesora 5 grandes discos, siendo el último lanzado apenas el 2007.

El talento para interpretar una pieza dificil arrastra muchas veces a los músicos a crear música superficial carente de sentido y expresividad, centrándose únicamente en la dificultad de ésta. Pero no por tener la capacidad de tocar temas extremadamente dificiles, Silva ha caído en esta paradoja. En sus temas se puede encontrar tiempos calmos, acompañados de lentos y profundos punteos, riffs rítmicos sin rapidez; y tiempos rápidos en los que se desata toda la furia de su guitarra, asemejando una explosión interior en cada oyente. Sus temas varían tocando todos los extremos y los medios en escala de dificultades, haciéndolas ricas expresivamente y dejando siempre un mensaje abstracto al terminar la pieza.



Mucho bla bla. Para aquellos que quieran conocer de lo que estoy hablando, dejo aquí una lista de temas ordenados del mejor hacia abajo (a mi gusto), los que pueden buscar en youtube, google, ares, lo que sea: es bastante famoso aunque no lo crean, y quisas mas de una vez han oido hablar de él.



1.-Invención 13/80 (la del video)
2.-Neopangea
3.-Black Iron
4.-Lagarto
5.-No desapareces

Me gustaría dejarles también una entrevista del grupo que hiso Jumbo para una promocion de un concurso de bandas, para que los conoscan mas personalmente, vean sus caras, escuchen la musica de fondo (canciones de ellos). La entrevista no dura más de 2 minutos, como para verla de pasada.



Invitarlos a escuchar su último disco, estaría de sobra. Segun yo, es el mejor de todos, se llama ORDEN Y CAOS, el cual presentó haciendo una gira por todo Chile, a la que yo asistí cuando apenas comenzaba a escuchar su musica y sólo reconocia un tema o dos. Francamente quedé impactada, desde entonces ha sido mi guía, por así decirlo, mi ídolo para ir por el camino a convertirme guitarrista profecional. Ése es el mensaje que sus canciones dejaron en mí: SE PUEDE.


¿Escuchar no no a esta loca? Cosa de ustedes xD, quizás no a todos les guste el metal, ni tampoco los trabajos instrumentales, pero si les gusta, están perdiendo años valiosos de sus vidas desconociendo a este genio de la guitarra. Además... sólo veanlo... ¡¡está exquisito!!


.::. Stel Rose .::.

19 diciembre 2009

Especial de Navidad 2009

Todos los dibujos a encargo de las hermanas Deschannel a sus lectores, los especiales, todo cuanto tenga que ver con la navidad de este año y el manga Deschannel.

Windy Rockbell



Elizabeth Deschannel



Dr. FrankStein


17 noviembre 2009

Alphonse Heiderich Tributo

Aqui dejo mi mensajito que escribi y crei que se habia borrado, xD pero estaba ahí, gracias blogspot!! *w*


Aquí buscando un video para picarle a la fran con el bichito de la curiosidad para que viera la pelicula de FullMetal Alchemist, encontré esta obra maestra *w* claro, sí, despues de toparme con bastantes creaciones de quinta xD (no soy quien para jusgar tampoco... _ _"). Pero bueh, el punto es que este video me llegó demaciado. Está elaboradísimo, la música, las imágenes de acuerdo a los ritmos y cambios del sonido, los videos de la pelicula, y una que otra imagen yaoisita metida entremedio, un toque final xD. Si bien, segun el creador o creadora, creo que la idea principal era mostrar a los dos AlphonseS (me hace recordar "Las quiero, imotoS-chanS!!" ._.), según yo terminó ciendo más un Alphonse Heiderich mas que nada, pero aún así lo amé. Y contando mas ensima que ahora me ha dado de ver Al x Al *w* ah. No los lleno más de palabrerías, aquí está el video, vean y disfruten! *Se sienta con sus palomitas*


13 noviembre 2009

The World By Stel Rose

Un cover del grupo Nightmare, tema de cierre de la primera temporada de Death Note, interpretado por mí. ^-^ Yuju!!! Ojalá lo disfruten xD Lo hise con mucho cariño.


Canciones Destacadas

.::. .::. .::. .::. .::. .::. .::. .::. .::. .::. .::. .::. .::. .::. .::.



CANCIONES DESTACADAS



Canciones Destacadas : las mejores creaciones de los mejores grupos existentes.

Bratya (Brothers)~OST FullMetal Alchemist

Black Diamond ~Stratovarius

Caballo de Troya ~Tierra Santa 


Covers :
Interpretaciones hechas por Stel Rose.

The World ~Nightmare


Creaciones:
Originales de Stel ^-^

10 noviembre 2009

Prohibición ~Primera Parte~

Fanfics - Edward x Alphonse - Sus Fanfics

PROHIBICIÓN

~Primera Parte~



El letargo del largo sueño al cual había sucumbido aún permanecía imponente en sus ojos, los que peresosamente se abrían con lentitud dando paso a la ojidorada y melancólica mirada del rubio. Un pequeño rayo de luz, que se colaba por entre la puerta que daba paso al sótano, caía pesadamente sobre su cabeza, y a pesar de lo dévil que era, contrastaba de sobremanera con la oscuridad de aquella habitación.

Por fin y sin ganas logró incorporarse en la cama con la intención de comenzar un nuevo día: o por lo menos con la idea. Trató de despejar su mente de las imágenes difusas que se filtraban, pero por el contrario estas se hacían cada vez mas nítidas e inicuas.

"¡No, no!"-pensó para sí, deceando que aquellos pensamientos desaparecieran y pudiese tener así un momento de paz y poder disfrutar con su hermano el gran triunfo que había logrado alcanzar: hace apenas 4 días atrás, había podido devolverle a Alphonse el cuerpo con el que había nacido y vivido hasta la corta edad de 10 años, y que producto de la transmutación de su madre, había perdido.

Sin embargo, aquel suceso de magna alegría no hacía menos para el alquimista que traerle problemas y desasociego, todo devido a esa "ocurrencia" sucia que había llegado a caer en su cabeza desde el mismo momento en que apreció a su hermano en todo su esplendor. Desconocía aquel encanto natural que vestía el rostro de su hermano, si acaso aquella mirada tan dulce y profunda había siempre cubierto sus pardas pupilas, ¿acaso su hermano abría de ser así a esa edad, y así habría crecido si hubiese tenido su cuerpo? De alguna forma, atesoraba en lo más recóndito de sus recuerdos los momentos de niñes que había pasado junto a su hermano, cuando reía y jugaba sin preocupación alguna; sin ambargo no recuerda que el cuerpo de Al, su pequeño hermano, haya sido siempre así de probocativo y sensual, lanzando una coqueta pero hermosa mirada cada vez que levantava la vista.

Así es como, aterrado de que esos oscuros pensamientos escaparan del mundo de los sueños hacia la realidad, se confinó a la soledad del oscuro sótano del hospedaje donde se estaban quedando él y Alphonse. Cada minuto que transcurría en el frío cuarto, repetía para sí que aquello no era más que un capricho irrelevante, un producto más de esa imaginación ilusa del que siempre fué poseedor, que aquello estaba prohibido y jamás llegaría a concretarse . "Pasará" era su esperanza.

Mas los que habían pasado eran las horas, los días, y la preocupación asomaba irremediablemente el rostro de Alphonse que le visitaba cada vez mas frecuentemente buscando encontrar el motivo que albergaba su hermano para sentirse desdichado de esa manera. El rubio no hacía más que hacer una mueca de sonrrisa y asegurar que todo estaba bien, que sólo estaba cansado, que no quería molestar, que necesitaba pensar... Hartado de las mentiras de Edward, el menor entró en su cuarto pero esta vez no para rogar ni pedir nada. Simplemente lo obtendría, a su modo, pero lo obtendría.

-Nii-san, ¿aún sigues aquí?-dijo abriendo la pesada puerta de helecho que rechinaba al entrar en movimiento. Su hermano levantó la vista y sonrrió dificultosamente.
-Me siento un poco cansado...-se excusó.
-¿Y por cuanto tiempo más te quedarás?
-¿Eh? ¿Por qué dices eso?
-¿Cómo que por qué? Me preocupo: pasas día y noche aquí... desde que recuperé mi cuerpo ya no eres el mismo... si te molesta algo, soy tu hermano, puedes decírmelo, ten confiansa en mí...
-No es nada.-interrumpió.
-... ¿Es otra cosa?
-Ya te dije, no pasa nada. ¿Que hay de malo con querer un poco de soledad?
-Entonces estás enfermo...
-¡No! Estoy bien, no te preocu... -sus palabras se cortaron inevitablemente al sentir el dorso de la mano de su hermano acariciar su mejilla y sus cabellos mientras le observava con fijeza. Apartó su mirada y la mano de Alphonse de forma brusca y se paresuró a decir- Si tanto te molesta... espérame a almorzar arriba. Iré enseguida.

Con una sonrrisa y un abrazo silencioso, el menor se retiraba triunfante de su misión. Aún así, seguía guardando un tinte de tristesa en sus ojos al pensar en que Edward no quería contarle lo que sucedía, o peor, que aquello era su culpa. Fuese cual fuese la verdad, no podía actuar de otra forma más que reaccionar tolerante y comprensivamente como siempre lo había hecho con su querido hermano.

Muy distinto a como se encontraba en el sótano, perfumado y aseado, el rubio subió al comedor del hospedaje, un salón bastante lujoso y digno de los altos mandos de la milicia. Buscó con la mirada la mesa indicada y dió a ver las señas que Alphonse le hacía desde allí.

-Toma asiento.-le sonrrió el pequeño-Pedí de postre manzanas azadas, es lo que nuestra madre siempre hacía, ¿no?
-Aún no lo recuerdas...-adivinó el mayor.
-No... pero le pregunté a tía Pinako. Lo siento, nii-san. Pero estoy seguro de que mis recuerdos pronto llegarán.
-Aru... ¿no recuerdas lo felices que éramos?
-Qué pregunta es ésa... yo... no, pero contigo deví haver sido muy felíz. Aún así, aunque suene horrible decirlo, no me importa. ¿Y sabes porqué, nii-san? Porque no importa todo lo que hayamos perdido antes, ahora tenemos la oportunidad de recuperar esa felicidad que alguna vez tubimos. ¿Por qué no haces un intento de disfrutar esto?
-¡Aru! Claro que lo disfruto, no sabes lo felíz que me siento de que por fín tengas el cuerpo que te pertenece. Es sólo que... devo estar un poco nostálgico, eso creo. Quisás sea el impacto de volverte a ver así de nuevo, de carne y hueso, de un día para otro.
-Quisás sea verdad... lo único que recuerdo de mi pasado son los años que pasé con mi alma atada a una armadura. Esto es muy raro para mí... nunca pensé que para tí también-sonrrió.
-Y ya lo vez.
-Sí... ¡ah, quema!-gritó un poco asustado al sentir el ardor de la cucharada de consomé que acababa de hecharse a la boca.
-Hey, no está tan caliente... -Ed probó la comida.-Deves estar muy sensible...

Imposible, aquellas palabras le traían pensamientos obsenos a su mente. Se detuvo un momento, tratando de acallar esos gritos que resonaban en su interior, trató de dispersar su mente en pensamientos mas mundanos, irrelevantes, que ocuparan espacio en su memoria para no dar lugar a su imaginación recreativa. ¿Está delicioso el almuerzo, no? No, no, ¡no funcionaba! Comió apresuradamente, se retiró de la mesa, salió. Aquello se estaba saliendo de control.

Deambulaba a paso meditabundo y sin dirección por las calles de central, sorteando un sin fin de callejuelas y tiendas, viendo aquí, viendo allá, nada especial. Sin duda una excusa para detenerse a pensar en la decición que devía tomar para acabar de raíz con el problema que le aquejaba. Ya exausto de reuhír de su propia mente ese tema tan delicado, se sentó en una banca del parque.

¿Cómo no me di cuenta antes? Esto que siento ahora es como la misma sensación que llevé dentro cada uno de mis días junto a Aru, sólo que ahora... están cargadas de lujuria y líbido. ¿Pero es normal, no? Un adolescente de mi edad pasa por este tipo de cosas todo el tiempo, la imaginación humana no tiene límites. No son más que reacciones metabólicas de mi cuerpo. Es normal querer la caricia de alguien, un beso, un contacto. ¡Es mi hermano! ¡¿Qué haría si se entera de esto?! ¡¿Cómo podría explicarle?! ¡Definitivamente le he fallado! No merece esta bestia que tiene por hermano... tampoco merece mi indiferencia... después de todo, me quiere, como se deviera querer a un hermano, pero me quiere. Tengo que seguir fingiendo hasta que esto acabe.

De alguna forma tiene que acabar, ¡pero los días pasan y pasan y....! Cada vez llebo esto más arraigado a mí. ¿Y si... esto nunca se fuese? No, no es posible, de ninguna forma... es sólo parte del metabolismo de un adolescente, sólo el deceo de una caricia, un beso, un contacto. ¡Es éso, nada más!

Sus manos apolladas temblorosas sobre la madera de la banca le ayudaron a levantarse pues sus piernas de igual forma temblaban y le dificultaban el incorporarse. Se colocó su chaqueta, se dispuso a caminar con, por fin, una idea clara en su mente. Sus pasos se convirtieron tan violéntamente en apresurados, que sólo tomó cuenta de que había llegado cuando se encontró con la puerta enfrente de su naríz. Sí, era la casa de la familia Huges, presisamente el lugar donde hace algunas horas, comenzaba a recidir temporalmente su amiga de infancia, Windy.

Al llamado de la puerta acudió enérgicamente la rubia. Al verlo ahí, clavado en el marco de la entrada, se le lanzó en un profundo y cariñoso abrazo. No cesaba de pronunciar palabras tales como "¡Estaba tan preocupada por tí!" , "Alphonse por fin recuperó su cuerpo" , "¡Es una felicidad ésto!" , "Los extrañé" , pero que caían sin peso alguno sobre los oídos del alquimista de acero, como resopladas sin suficiente fuerza para que penetrasen en él. Luego de separarse del abrazo, la rubia cambió su actitud alégre, y era sin más por la condición en que había llegado Edward al lugar, y que apenas ahora, que lo miraba más detalladamente, lo venía a notar. Su rostro estaba pálido como el de un fantasma, sus ojos rojos por la falta de sueño y marcados por una onda y oscura ojera que entristecía sus mejillas, sus manos seguían temblando y la totalidad de su piel despedía un sudor frío.

-¿Me vas a dejar aquí afuera, o me harás pasar?-irrumpió en sus pensamientos.
-T-tt... pasa. Glacia-san no está.-le invitó a entrar confundida.
-Está bien... así podremos hablar más tranquilamente.-se sentó en un sillón del living.
-¿Así que quieres hablar? ¿Pasó algo?-pregunto preocupada.
-No, nada de eso. Es algo completamente diferente. No es sobre mí de quien quiero hablar... sino sobre tí.
-¿Sobre mí?
-Sí, Windy. A tí te devo tantas cosas, tanto apollo que me diste cuando más lo necesitaba, cuando las fuerzas se me agotaban para buscar el cuerpo de mi hermano. Ahora, que es el final del camino, ahora que la meta ya está lograda, por fin puedo respirar tranquilo. Y por fin, también puedo dedicar tiempo a quienes les debo tanto... a quienes quiero tanto...
-Edo... Tú... tú nunca me habías hablado así...
-Ahora es la ocación, ¿no te parece?-la rubia sonrrojó.
-No lo sé. Aún no sé qué es lo que has venido a decirme.
-¿Quieres que sea más obio?
-Me gustaría entender bien.
-Esto vengo a decirte: me gustas.

Ante la sorpresa de la mecánico, Edward comensó a acercársele hasta poder respirar el mismo aire que ella. Sólo entonces, después de unos segundos, cautivador, seductor, se apoderó de sus labios suavemente.

¡Bingo! Se sentía tan bien... Felíz de su propia reacción cerró sus ojos para intensificar el placer. A medida que recorría la boca de la rubia, una serie de colores se desplegaban en su mente y se retorcían con gracia, mesclándose, incorporándose otros, dando paso a azules profundos, rojos siniestros, pálido amarillo y nostálgico café. Un poco más de luz y el café se convertía en un castaño vivo, pero levemente tenue. Luego un reflejo de luz se incorporó a la mezcla y seguidamente dos negras pupilas. Sobre éstas, unas pestañas largas, unas cejas reducidas y expresivas, un rostro acogedor, llamativo, sin duda irresistible...

El cuadro se quebró.

Antes de la separación brusca del beso, la mente de Edward fluyó vívidamente todos esos pensamientos que se habían acumulado, aquellos que deceaba ocultar: todos fluyeron como un cause sin remedio hasta la mente de Windy. Como si el contacto del beso le hubiese permitido adentrarse por vez expluciva y compartir todas las imágenes del rubio, consiguió roer en lo más ondo de su ser ese sentimiento sin nombre que se apoderaba de él. Lo entendió por fin.

-Edo... Tú... no puedes... -la rubia retrocedió horrorizada.
-¡¿No puedo qué?!
-Pensar eso, sentir... ¡amar a tu propio hermano!
-¡No! No es verdad, no lo es...
-Ya no puedes esconderlo más, Edo, es demaciado obio. Tu lo amas, aún a pesar del lazo de sangre que los une, aún así lo amas...
-¡¡Callate!!-el alquimista la empujó y la chica calló al suelo.
-¡No me callaré porque es tu hermano! No puedes enamorarte de él, no se puede.
-¡Tu no sabes nada! -apretó sus puños con fuerza. Sentía tantos deceos de rebatir, en su gaganta se agolparon todas esas palabras punsantes listas para ser lanzadas. Pero ahí se quedaron, apuñadas haciendo su respiración más acelerada, apretándole la garganta y humedeciéndole los ojos.

Antes de quebrarse enfrente de la rubia, buscó apresuradamente la puerta y se presipitó a huir lo más rápido posible. Su corazón latía tan violéntamente producto de la sutiación anterior, de aquella carrera loca que emprendía hasta el hospedaje, de Al. Creyó por un momento que se le saldría del pecho, que explotaría dentro de él, sentía holeadas de angustia y con ello punsadas en el pecho; todo ello acompañado de un llanto irremediable.

Con la mirada clavada en el piso se internó rápidamente en el hospedaje, sin escuchar advertencias o reprimendas por parte de los hospederos, y sin notar la simple y delgada silueta que se escondía tras una pared y que al verle entrar le reconoció inmediátamente. Haciando caso omiso de cuanto sucedía a su alrrededor, corrió hasta el sótano y hechó llave a la puerta, antes de caer rendido en la cama.

Había tanto en qué pensar, y apenas tenía tiempo de poder controlar sus emociones para hacerlo con claridad. Dolía tanto. Su pecho se sofocaba de lágrimas que empapaban su rostro y la almuada del lecho, subía y bajaba agitadamente haciéndole dificultoso el poder respirar, por lo que a momentos soltaba largos suspiros... ¿O quisás serían producto de Alphonse?

A la puerta de la habitación llamaban angustiosamente, gopeando sin cesar la pesada puerta de helecho que impedía el paso al interior del sótano. Ya sin aire, el joven juntó sus manos y transmutó la cerradura de la puerta. Se internó rápidamente dentro del sótano tratando de divisar algo familiar en medio de esa oscuridad tan densa. Los precarios rayos de luz que entraban ahora por la puerta abierta a la par, le permitieron ver tendido en la cama al rubio alquimista, boca abajo, entrujando entre sus dedos con fuerza aún, a pesar de estar dormido, las sábanas bajo su cuerpo, con los cabellos húmedos y una expreción dolorosa en su rostro.

27 octubre 2009

Edward x Alphonse

.::. .::. .::. .::. .::. .::. .::. .::. .::. .::. .::. .::. .::. .::. .::.



Serie Correspondiente: Full Metal Alchemist - Full Metal Alchemist Shintetsu
Tipo de relación: Yaoi, incesto.
Características de la pareja:
Edward: pelo largo mas abajo del hombro, color rubio, amarrado con una cola de caballo, ojos dorados, piel normal. Tiene dos auntomail, uno en el brazo derecho y otro en la pierna inzquierda, mide 1.60 m aprox. Su cargo correspondiente es: alquimista estatal de Acero (The Full Metal Alchemist)
Alphonse: pelo corto o largo hasta más abajo del hombro amarrado con una cola de caballo (depende de la ocación) color castaño claro, ojos castaños, piel normal. Su estatura se desconoce pero siempre se referencia que es más alto que su hermano a pesar de ser el menor. Su rango correspondiente es: alquimista experimentado, generalmente llamado el alquimista inmortal, por haver logrado regresar de la puerta (limbo alquímico entre la vida y la muerte).




Sus fanfics


PROHIBICIÓN ~Primera Parte~
PROHIBICIÓN ~Segunda Parte~
PROHIBICIÓN ~Tercera Parte y Final~ 

17 octubre 2009

LC Albafica - En la batalla contra Minos

Bueno, aquí dejo este art de Albafica de Picis, de Saint Seiya The Lost Canvas, que oroginalmente era sólo un boceto pero que me quedó gustando bastante, se parece mucho al verdadero xD y eso que le heché una miradita al manga solamente... hace tiempo que no me salía algo tan bien *w*, mi constelacion tiene que estar alineada o algo xD o simplemente estoy dejando fluir la fuerza interior en mis manos como un circulo de transmutacion imaginario. Quien sabe!! xD

PD: Dedicado a "Cassandra de picis"

17 septiembre 2009

Romeo y Julieta (DohkoxShion) Capitulo 7 (1/3)

Capítulo Séptimo.

NUEVO CAOS


Salí presuroso de la casa, con la ilución cargada en los ojos y la esperanza en el corazón. Me puse una capucha y una bufanda, ese día era nuboso y pesado, a pesar de la exitación en mis venas, mis mienbros estaban algo entumesidos. Pase sín llamar la atención en el mercado y desde ahí tomé el camino que llebaba a los campos de dalias que quedaban lejos de la cuidad, en un campo abandonado desde hace años, pero no así dejaba de ser hermoso aquel paisaje...Sin duda él había escogido bien el lugar, adecuado para nosotros, pues nadie iba ahí nunca, como antes dije, estaba abandonado. Llebaba conmigo también una capa que protegía mi vestimenta de la vista de curiosos que pudieran identificarme por ello, y por que tenía en mente también cubrirnos con ella cuando estubieramos completamente desnudos.

El viento comensaba a soplar fuerte y las nubes se ennegrecían con el correr de la tarde, mis huesos se estremesían a cada paso que daba, además el nerviosismo me tenía el alma en un hilo. Aún así, no paré hasta llegar a aquel hermoso campo, cubierto hasta el último rincón por hermosas dalias, azules, rojas, purpúreas como sus ojos...Y mi paso se detubo en seco al ver una sombra alta y pensatiba a lo lejos. La sombra pareció sentir mi presencia y se volteo. El sol a su espalda me impedía verle el rostro, y comensó a hacercarse muy lentamente hacia mí, yo sólo pude cubrirme para no ser encandilado por los déviles pero encandecentes rayos del sol que se ocultaba. Tan pronto estubo a sólo centímetros de mí, pude ver su hermoso rostro pálido y sus ojos rubí, mirandome con una sonrrisa de satisfacción.

-Viniste...-me dijo esperanzado.
-Vine como me lo pediste, no podía faltar...-le respondí yo con una sonrrisa, en ese mismo instante él corrió hacia mí y yo corría hacia él y nos fundimos primero en un fuerte abraso y luego en un tierno beso. Me acurrucó en su pecho, yo me resguardé en él apretando fuerte mis mejillas en sus ropas.-No podía faltar...no podía estar un momento más sin tí...
-Yo tampoco, amor mío, te juro que tampoco.-me dijo sin mirarme acariciandome el cabello.-He esperado este momento con ansias, necesitaba volver a sentirte.
-Del mismo modo he esperado yo en casa, pensando sólo en tu recuerdo y en tus besos, amor mío, sólo en estar contigo...te amo como no te imaginas.-le dije y tomé su barbilla para besarlo. Luego me hiso ademán de sentarme en el suelo junto a él y lo hise.

Aquella puesta de sol era hermosa. Junto a Shion lo era más todavía, pasando el sus manos por mi pecho, jugueteando con mi pesones, acariciandome, besandome, desnudandome como tanto deceaba que lo hisiera, mientras yo sacaba lentamente sus ropas de junto a su cuerpo y las apartaba lejos, más allá junto a las dalias, mientras el cielo comensaba a oscureserse, nuestros cuerpos se movían en tal sincronía dibujando en aquel campo una canción con las notas musicales de nuestras voces gritando de placer, las estrellas eran nuestro público y nuestro infinito amor la orquesta.

Para cuando nos vimos rendidos sobre las dalias y cubiertos por la capa que yo mismo había traído para ese fin, el cielo estaba completamente oscurecido y cubierto de estrellas que parecían mirarnos y sonrreírnos. Me alegraba tanto sentir el calor de su cuerpo, su piel tocando a la mía, sentir su cálida temperatura desnuda mientras rodeaba con sus brazos mi cintura al abrasarme.

-Te amo, te amo...-no dejaba yo de repetir.
-Lo sé amor, lo sé, yo también te amo...-me sonrreía respirando aún agitadamente.-Eres lo que más amo en mi vida, y si tubiese la oportunidad de pasarla toda ella contigo, créeme que no lo pensaría un sólo segundo y correría a tus brasos.
-Me encanta cuando me hablas así...-le confesé.
-Lo sé...-dijo riéndose.-Por eso lo hago...haría cualquier cosa para conseguir una sonrrisa tuya, cualquier cosa...
-Yo no sería capás de hacer nada, pues cuando tú sonrríes, siento desvaneserme en mis propios pies, el suelo me tiembla y los sentidos se me nublan...-reí yo contraponiendome a lo que había dicho.
-¿Es que siempre tienes que llebarme la contraria?
-Adoro también cuando pones esa cara que..."se supone" pones cuando te enojas conmigo...-le dije acariciándole la mejilla.
-No tienes caso, Dohko, cada día haces que me enamore más de tí, pequeño Montesco...
-Cadadía que pasa pienso más intensamente en tí, Shion.
-Ojalá este momento pudiese ser eterno, si pudieramos quedarnos aquí tendidos en las dalias por toda la eternidad amándonos o simplemente mirando juntos el cielo estrellado de una noche tan hermosa como tus ojos, Dohko...
-Hay muchas cosas que en este momento deceo, y muchas de ellas no se pueden cumplir...en ellas estás tú. ¿Por qué no podemos amarnos libremente?
-Pequeño, el destino es cruel como el de un bronce, atraviesa y despedasa sin remordimiento nuestros corazones, ante eso devemos estar firmes, debemos ir en contra de él si es necesario...Sabes que nuestro amor es imposible, y que sin embargo existe y es más intenso que cualquier otro; sabes que también que no podemos estar juntos, más aquí estamos tendidos el uno al lado del otro completamente desnudos; así mismo pienso, aunque paresca imposible, que un día podremos estar juntos para siempre, y tengo fé en que ese día llegará...
-¿De verdad crees que podríamos estar juntos? ¿Qué pasaría con nuestras familias?
-No lo sé, no lo sé, pero así mismo no sé cómo es que me fuí a enamorar de tí...Dohko, si deceas algo con el corazon y el alma, sólo confía en Dios y reza a él para que ese algo se cumpla, debes tener fé, amor mío.
-Eso haré, ten la seguridad que todas las noches rezaré por tí y por que algún día nuestro sueño se realise.-se hacercó y me besó por última vez. Luego se puso de pie dejandome ver su increible y hermoso cuerpo marmolado y reluciendo a la luz de la luna toda su belleza y vigor. Me incorporé también y ambos comensamos a vestirnos. Desdichados nosotros, pues nuestra noche había terminado, y el tiempo de estar juntos había acabado. Ya listos para marcharnos, me miró con los ojos llorosos y se abrazó fuertemente de mí como si alguien fuera a llevarme lejos.
-No quiero irme...-dijo sollosando ligeramente.
-No me digas eso...me partes el corazón...
-Pero es la verdad, no quiero irme para estar lejos de tí...-escondió su rostro en mi pecho fuertemente. Le acaricié sus cabellos mientras le decía.
-Me dijiste que tubiera fé, pues tenla tú también. No estés triste porque nos vamos a separar, está feliz porque volveremos a vernos.-me miró aún con los ojos llorosos, tomé su barbilla y lo besé tan lentamente, tan tiernamente, tan delicadamente...-Ahora sí, vete.
-Volveremos a vernos, Dohko Petrucci Pirlo Montesc...-me dijo separándose de mí y sonrriénsome.
-Volveremos a vernos, Shion Amadeus Astto Capulet...-dije yo respondiéndole de la misma forma: luego de pronunciadas esas palabras, cada uno emprendió rumbo apresurado, pero en direcciones completamente opuestas. Dejabamos atrás, entre las dalias, recuerdos, besos, pación desencadenada, pero no nuestro amor, aquel lo atesorabamos con increible importancia en nuestro espíritu.

El frío de la noche pasaba por mi cuello y por mi rostro mientras corría sin detenerme por toda la cuidad, me hacía estremecerme y a la vez deleitarme con aquella que de momentos me parecía una tierna brisa y en otros, una cruda neblina atravesar mi cuerpo como lo hace un bronce. Mi respiración era agitada y la vez tranquila, pues me sentía bastante seguro después de haber permanecido y reposado en aquellos brazos de nieve. Comensaba a transpirar, un calor tierno asomaba a mi cuerpo y consumía mis energías lentamente, pero sin dar importancia incrementaba abusibamente mi velocidad, pues la adrenalina corría tan velozmente por mis venas que yo sólo podía comportarme de igual forma.

No muy tarde después de lo acontecido puse el primer pié en suelo de mi casa, la quietud de ella comensaba a molestarme y entré muy intrigado. Adentro, mi madre descansaba su edad sobre un sillón mientras sus dedos habilmente se enrredaban en un hilo y formaban a cada segundo una parte más a aquel tejido refinado que colgaba de sus manos. Al sentir el ruido de mi respiración, miróme y a la vez se sorprendió de ello.

-Has llegado...-dijo, pude sentir su deceo interrogante desde la primera vez que fijó su mirada en mí.-¿Dónde has estado?
-Fuí sólo a dar una vuelta, la noche es fría pero la tierna brisa simula muy bien el rocío matinal. Sabes cómo me encanta ver la aurora.-respondí mientras entraba por completo. El calor que permanecía al interior de la casa me pareció muy contrarrestante a mi rostro, y entonces me dí cuenta de que un delgado manto de nieve cubría muy mejillas y todas mis facciones, seguramente producido por el forsado contacto al correr entre mi piel y el frío de la noche.
-Procura no llegar tan tarde, querido, sabes que a tu padre no le gusta que salgas tan de noche.
-Sí, mamá...-ascentí falsamente con la intención de retirarme hacia las escaleras para dirigirme a mi dormitorio. Y eso hise pues no le dejé tiempo ni oportunidad para seguir interrogándome.

Por fin me vi ensimado en mi cama, tirado boca arriba, con la respiración agitada aún y todavía pues quería conservarla, de aquel momento que pasé a su lado. Las imagenes de nuestro secreto encuentro pasaban sobre mis ojos como ilustración perfecta de mi memoria, y completamente sin acción de pensarlo, comensaban a salir de mi boca suspiros. Toda aquella noche era especial: el frío, el calor, las dalias...tantas emociones fuertes que aún recorrían mi cuerpo, sentí que tal vez eran demaciado para mí, que yo no era capás para ellas, pero luego el deceo me venía a la cabeza y replicaba lo contrario.

Ya por fin me vi rendido desnudo bajo las cobijas de mi lecho. No era pues acostumbrar mío dormir de esa manera, pero esta ocación las cosas eran muy diferentes de lo habitual, pues casi podía persivir sus manos rosar mi piel desnuda.

Aquella mañana desperté algo extrañado, sin recordar cómo fué que el sueño me venció tan calmada y lentamente la noche anterior, tan ensimado en mis pensamientos estaba que no me percaté de que cerraba poco a poco los ojos y me invadía el sueño dulce y miel. Me incorporé de la cama, de alguna forma me sentía incómodo, pero aún poniendome de pié, aquella sensación no se apartó de mí, busqué mis ropas y las dejé caer sobre mi cuerpo revistiéndolo a disgusto, me arreglé para no dejar la informalidad y salí tan ponto como pude de casa.

Me ví caminando angustiadamente por un hermoso jardín, la angustia la llebaba dentro, por fuera sólo podía notarse en mi rostro un gesto de susto y divagación que pude ver reflejado en la fuente de agua de aquella plazoleta. Me senté, miré los árboles grandes y meciendo sus ramas de un lugar a otro dejando escapar de cuando en cuando caprichosas hojas que adornaban el paisaje ya sea cayendo y siendo barridas por algún servidor. Pero tan hermoso paisaje para mí no era sino un mal cuadro pendiendo de la pared de alguna casa dejada de dulsura y armonía. Sin darme el lujo de disfrutar aquello, una sensación horrible embargaba mi estómago y dejaba de un sabor acre mi boca. Sorprendido de mí mismo y de haber sentido aquella sensación completamente indistinta y desconocida para mí hasta entonces, me tomé la cabeza y bajé la mirada al suelo. Un mareo horible me vino a la cabeza y de no haber estado sentado, seguramente ahora podría estar tirado en el piso rodeado de curiosos. Ya pasado un poco el dolor, levanté la mirada, y una chiquita pequeña que apenas sí podía sostenerse sola en sus pies, caminaba torpe pero felizmente hacercándose a la fuente de agua. Se quedó a la orilla de ésta, y perdiendo el equilibrio su cuerpo pareció dejarse caer en la pileta, que no siendo menor ni poco profunda, era capaz de quitarle la vida a la pequeña.

Un segundo que duró como la vida de un anciano, el rostro de la niña que de felicidad pasaba violéntamente a pavor, el peligro, calléndo la pequeña, el rostro pálido de Shion cambiando de igual manera que aquella niña una expreción de alegría por una de horror y lentamente habría su boca y dejaba escapar un grito que me atravesó el alma, su grito otra vez, y ahora un grito muy diferente: el de su orgasmo moviéndose expertamente sobre mí, hasta podía escuchar mis gemidos también, luego veíale caer y nadie había ahí más que yo, sus ojos rosas, un grito desgarrador...

Me tomé de los cabellos tirándo de ellos angustioso, volví a levantar la vista y aquella niña ahora era llebada por los brasos de una mujer: la pequeña parecía muy felíz. Pensar en todo aquello en tan poco tiempo devilitó mi mente, sentía mis ojos cerrarse, mi cuerpo caer...Aún así, la imagen de la niña sana y salva me consolaba y decíame que no era más que una pesada jugarreta de mi imaginación todo aquello que ví, y algo de tranquilidad me devolvía al cuerpo.

Me levanté de mi lugar, miré hacia el sol. No había tenido cuenta del tiempo, y sin notarlo era casi medio día, después que salí al amanecer muy temprano de casa. No paraba de preguntarme qué era lo que significaba aquella confusa vición que no me traía más que amargos presentimientos.

Decidí volver a casa ya un poco más calmado y seguro de mí, caminé muy lento hasta que asomé por las puertas de la gran manción Montesco. Adentro, todo estaba en silencio, desgarrador, incontenible. Entré y estaba mi padre a espaldas de mí, mi madre parada junto a él como quieriendo calmarle, mis hermanas sentadas en la sala y todas y sin exepción con un rostro de angustia y asombro. Todos voltearon hacia mí cuando me vieron entrar, menos mi padre, que continuaba dándome la espalda.

-¿Qué...qué sucede?-pregunté extrañado y en un tono de voz sumiso. Mi madre me miró y de sus ojos comensaron a salir lágrimas, igual acontesía a mis hermanas.
-Así que de una buena vez te dignas a llegar...-dijo mi padre fúrico con aquel timbre que pocas veces en mi vida había escuchado de su boca.-Dime dónde estubiste anoche.

Paralisóseme mi corazón y respiración, a la vez mi boca se abría de tamaño increible, dí un paso atrás para no caer al perder el equilibrio que me despojó aquella interrogante.

-Salí...a da runa vuelta...-dije hacercándome hasta estar a distancia apropiada para platicar con él, más mi padre platicar no quería, se volteó hacie mí, levantó su mano derecha, cerré los ojos. Pero allí se quedó paralizado esperando que no fuese a cometer un error con ello.
-¡Dí la verdad de una buena vez! Ayer te vieron, te vieron con un...¡Con un Capuleto! ¿Fué en los campos de dalias, no es así? ¡¡Responde!!

"¡¡No!!" Mentí yo, mirándole temerosamente a sus ojos, que ahora desplegaban su cólera.

-¡¡Mentiroso!!-la mano que tenía levantada se dejó caer sobre mi mejilla, sólo abrí los ojos cuando me ví tirado en el suelo luego de haber ido a dar contra la pared y azotarme contra ella. El golpe resonaba como campanilla en los rincones de la casa, retumbando mientras un fuerte ardor enrrojecía mi rostro y mi espalda reclamaba el golpe contra la muralla.-¿Sabes qué es esto? Deberías saber, es la bufanda que Criseida, tu propia hermana, tejió para tí. ¡¡Es la prueba irrefutable, de que tú, habiéndote juntado con aquel miserable, has traicionado a tu padre y a tu familia entera!! Y aún así, ingrato, osas en contradecirlo cuando ya está a flote tu cobardía. Han venido a contar ésto esta manaña, después de que tú allas salido de casa, y han traido como prueba la bufanda que allaron en los campos de salias después de tu junta.

Mis ojos comensaban a llenarse de lágrimas temiendo lo peor, nuevamente la sensación asquerosamente abrumadora me tenía aprendido y ahora era mucho más intensa. Mi corazón latía fuertemente como quieriendo escapar de mi pecho, me sentía desnudo y sucio ante las miradas de mi padre y de el resto de mis hermanas y mi madre que no paraban de llorar espectando todo aquello. Me sentí destruido, todo en mí se desplomaba en aquel instante, si alguna vez tuve sueño y esperanzas, aquel era el momento ideal para perderlas.

-Dime quíen de los tres hijos de Julio es...-dijo mirando al suelo mi demigrante estado.
-¡¡No puedo!!-grité, y una patada feróz atentó contra mi vientre, haciéndo salir en el mismo momento de mi boca una bocarada de sangre.
-¡¡Dimelo si no prefieres que lo sepa más tarde por boca del detective que lo averiguará en cuanto se ponga el sol!! Dímelo, pues, a pesar de lo que ha ocurrido, aún prefiero escucharlo de tu boca...

Plantado en el suelo como un vagabundo sin fuerzas, lloraba yo destruido y avandonado de cualquier piedad que Dios me haya tenido alguna vez. Traté de levantarme un poco más me fue imposible, carraspeé un poco la garganta. Sentí un frío sable atravesar mi pecho, y luego la vida en un segundo de aquella vición de la niña y Shion gritando, un presagio de la traición que yo, ¡oh miserable desdichado!, estaba por proferir, no contra mi familia, ni contra mi padre, sinó contra el amor de mi vida.

-Shion Amadeus Astto Capulet...-pronuncié lentamente mientras mis manos se empuñaban hasta salir sangre de mis palmas, y mientras mi cuerpo se estremecía a causa de aquella sensación mortal.
-¡¿Astto?! No puede ser...-dijo volteándose.-¡¡Lo voy a matar!!-gritó, y sin darme cuenta cómo, me puse de pié y tomé con fuerza su hombro para voltearlo hacia mí.
-¡¡Si tú lo matas, yo me moriré junto con él!-le grité, se volteó hacia mí y me miró con repugnancia, asotó nuevamente su puño contra mi rostro. Ante mi gemido mudo mis hermanas y madre gritaron de desesperación, mi madre se puse de pié y tomó su brazo.
-¡¡Ingrato, indecente, maldito traidor!! ¡¡Así muerdes la mano que te da de comer, la que te crió y la que te ama, infelíz!!-gritaba mi padre mientras desatando en mí toda su cólera, descargaba patadas sobre mi vientre, mi espalda, mi cabesa, mis miembros, completamente indefenso me ví en el piso, tratanto de enconvarme para aminorar el dolor de aquellos fuertes y certeros puntapiés que se clavavan en mi cuerpo, salían y no cesaban un sólo instante.
-¡¡Romeo, ya basta, le vas a matar!!-gritaba desesperada mi madre envuelta en lágrimas mientras sujetaba su brazo como si con ello pudiese detenerlo.
-¡¡Si matarlo pudiera, no tendría restricción!!-contestóle mi padre sin detenerse.. Mis hermanas seguían gritando aterradas al verme poco a poco perderme entre los golpes de mi padre, pues comensaba a ponerme pálido y la sangre no dejaba de salir un sólo instante de mi boca así mismo como de otras muchas heridas que se habían habierto a lo largo de mi cuerpo y que ardían de sobremanera. Sin decir nada, hallábame yo en el suelo en silencio reciviendo el castigo que se me profería, más era inevitable dejar escapar de mi voca gemidos mudos con cada golpe, pero aún así, sumiso y humillado, me encontraba siendo pisoteado por la autoridad y cólera inmensas de mi padre.

04 septiembre 2009

Full Metal Alchemist Shintetsu

Porque el viaje de los hermanos Elric no ha terminado...

FULL METAL ALCHEMIST SHINTETSU


Esa nueva serie realizada de pies a cabeza fiel al manga de la serie. Deferente a la serie lanzada por Square Enix, "Full Metal Alchemist" en donde el desenlace tiene que ver con dos mundo completamente distintos y paralelos ofreciendo como final el que ambos hermanos Elric vivan como niños normales sin alquimia. (Opinion personal: a mi me encantó la serie original incluyendo su final, pero si hacen otra, mejor xD) "Full Metal Alchemist Shintetsu" lleva la cronología del manga, el cual aún sigue siendo publicado, por lo que el desenlace es desconocido. ¿Intrigante? ¡Pues, velo!

Capítulos Online por Animeid (1-21)
Capítulos en Descarga Directa por Foros Animextremist (1-21)

NOTA: los capitulos siguientes serán publicados en entradas independientes, y linkeadas a continuación:

17 agosto 2009

Romeo y Julieta (DohkoxShion) Capitulo 6 (3/3)

2º Continuación Capítulo sexto.


La aurora era mortífera y funesta, presentía muy dentro de mí que una sombra negra encargada de causar sufrimiento rondaba aquella casa, la podía escuchar, la podía ver, deslisándose por los rincones, dansando en los salones, era la muerte. Afuera llovía torrencialmente, el barro empapaba nuestros pies, la tierra estaba levantada a nuestro alrrededor, pues se acababa de hacer el agugero en la tierra para enterrar a Ardiles. Mi padre abrazaba a mamá y a Alma, pues ésta era viuda, su único acompañante en la vida era su hijo Ardiles, que la cuidaba y acompañaba, vivían juntos en una manción lejos de ahí. Ardiles obró muy bien en vida, lo reflejaba el dolor de su madre. Pero ahora, inevitablemente, no estaría más a su lado.

Yo, así mismo, abrasaba a Naizy y a mis demás hermanas, protegiéndolas de la lluvia y proporcionandoles cálidos consuelos, y a su vez, yo me protegía en ellas, pues así sentía que no devía caer por dever protegerlas. De no ser así, hubiese caído. Sentía tan profundamente la partida de Ardiles y mi puño apretaba con fuerza como si en ello me gastara la vida, pero no lo podía evitar, la rabia y el dolor eran muy grandes. El sacerdote rezó las últimas plegarias y dejaron caer el ataúd al suelo, dentro de la tierra. Me hacerqué, claro después de Alma, y dejé una flor negra sobre él, y un puñado de tierra. Así mismo todos los de la familia obraron igual, hasta que los criados comensaron a hecharle la tierra con las palas. Todos los amigos comensaron a retirarse luego de saludar a la madre del difunto, y sólo quedabamos afuera Alma y yo, que trataba de consolarla y llebarla adentro de la casa para que no se siguiera mojando.

-¡No! ¡¡No puedo...no entiendes!!-me decía mientras lloraba.
-No diga eso, tía Alma...entiendo perfectamente su dolor por que yo tambien lo siento...
-¡Pero tú no eras su madre! No lo conosías tan bien como yo, yo sabía que él era el joven más puro del planeta, ¿qué clase de bestia pudo matarle?
-Murió en la guerra, tía...-con esas palabras trataba de consolarme a mí también.-En la guerra se arriesga la vida y en la guerra se muere. Así mismo como usted deben estar llorando las esposas de los hombres que aseciné, y a mí nadie me llama bestia...Sé que eso va en contra de mis principios, pero tampoco podía dejar a papá pelear sólo arriesgando su vida..antes prefiero morir yo, y por eso me acompaño Ardiles...para protegerme...
-¡Hijo mío! ¡Hijo...Ardiles!-seguía llorando Alma.
-Tía...-la abrasé, pues necesitaba que un hombre la estrechara con fuerza, como lo hacía su hijo. La llebé a la casa, adentro mandé a los criados que prepararan hierbas para ella.-Llore, por ahora sólo llore...no deje penas sin llorar en su corazón. Yo me encargaré de cuidarla y si quiere algo sólo dígalo.
-¡No me quiero quedar sola...Ahora sin Ardiles estoy sola!-sollosaba.
-No. Yo siempre estaré a su lado...-me miró fijamente.-He prometido a Ardiles, antes de su muerte, que la cuidaría, y la protegería como si usted fuese mi madre y mucho más.
-¡Dohko!-dijo y me abrazó fuerte, sin dejar de llorar.

Me quedé cuidandola, luego la llebé a la habitacón de mamá y por el efecto de las hierbas se quedó dormida. La casa estaba profundamente vacía, pues todos habían salido a buscar algún lugar donde no encontrar tanta tristesa. Fuí un momento a mi habitación. Me disponía a abrir la pueta, cuando veo que ésta está apretada. Traté de abrir, pero era inútil. La enbestí entonces, se abrió, y me di cuanta que había un madero colocado en ella que me impedía entrar. Miré sobre mi cama, había un papel. Lo leí, decía "Hoy, Mercado, Campanas"

Me quedé pensativo unos instantes sentado en mi lecho leyendo y releyendo el texto una y otra vez hasta que pude comprender. Esa escritura la había visto antes en una carta, y no en cualquiera...¿Estaría entonces el Capuleto esperandome en el mercado al momento de las campanadas de la gran catedral de la cuidad que anunciaban el medio día? Era muy posible, y no dejé de preguntarme si era, en verdad, una buena decición ir. Pero mi alma me reclamaba, la partida de mi primo me dejaba un sabor amargo en la boca y el corazón compunjido, por otra parte, a su agresor le amaba con toda el alma que ahora lloraba dentro de mí. ¡Necesitaba respuesta! No podía quedarme así, recordando una y otra vez aquella imagen que se quedaba impregnada en mi mente, la muerte de mi primo y de manos de mi amado.

Me levante de la cama, destruí la nota, pues no podía ser descubierta por nadie, salí de casa.

Las campanadas resonaban en mi mente con un estrepitoso eco, el bullicio y tumulto de la gente me agobiaban y la temperatura y nuvosidad del día me asficciaban. Sentía que tarde o temprano todo en mí iba a explotar de un momento a otro, pero esa realidad no podía de ninguna forma arrebatarme mi albedrío. Vi en una callejuela apartada, donde las sombras rellenaban sus cóncavos asfaltos sin salida, unos pies calsados sencilla y a la vez elegantemente. Levanté la mirada y, en efecto, estaba él ahí parado, apollado en la muralla mirando afligido el suelo a sus pies.

-¿Me esperabas, Capuleto?-le pregunté sacándolo de sus pensamientos entrando a la oscuridad de aquella callejuela sin salida.
-Has venido.-dijo levantando el rostro, aún sin mirarme.
-Tal y como lo puedes ver.-le corté serteramente. Podía persivir en mis propias palabras un rencor contenido, cada vez que me disponía a abrir la boca trataba de tener cuidado en ellas, pero era inútil.-¿a qué me has llamado?
-Yo...-vasiló. Meditó un momento su respuesta y continuó.-Yo he venido a disculparme por la muerte de tu primo.
-De nada me sirben tus disculpas, Capuleto, la herida ya está hecha y no se reparará con nada.
-Dohko entiende.-me dijo clavándo sus rubíes purpúreos en mis ojos.-Así es la guerra...
-¡¿Entonces por qué vas a ella?! ¡Yo lo ví morir ante mis ojos, lo vi morir por el cruel bronce que tus dedos sostenían!
-No seas egoísta, sé que de tus manos varias vidas de mis familiares sucumbieron, si es asecino como quieres llamarme, yo a tí te debo el mismo respeto.
-Las cosas son diferentes...
-No lo son: son exactamente iguales. Quisás tu querías a ese chico, de ese mismo modo yo quería a todos ellos que ese día mandaste al infierno, y más importante que eso, yo quería a mi hermano. Por eso intervine.
-No debiste intervenir, lo atacaste por la espalda...Yo creí que eras un caballero, ¿cómo es que un caballero ataca por la espalda?
-¡Dohko, recapasita! Iba a matar a Mu, no iba a permitir eso de ninguna forma.
-¡Pero él había perdido de manera justa!-le grité ya descontrolado, sin notarlo siquiera, de mis ojos caían gruesas lágrimas. Si antes sentí que iba a explotar, ahora sentía que explotaba delante de Shion.
-¿Justa? Alla sido como alla sido, entiende que no lo iba a dejar morir. Es mi hermano, y le amo.
-¡Pies sí, era una justa batalla, era una justa victoria para Ardiles, y era justo que no hubiese muerto él!
-¿Estás diciendo que devía dejar que mataran a Mu por que era justo?
-Estoy diciendo que él era quien tenía que morir...-su mirada cambió, se volteó dolido por mis palabras, y a la vez sorprendido que allan salido aquellas de mi boca: yo lo sentía de la misma forma.
-Pues si eso crees, no veo que otra cosa más tengamos que hablar...-iba a retirarse, pero arrepentido, le detube tímidamente.
-Espera...yo lo siento...no era eso lo que quería decir...-se volteó y me miró irritado.
-¡¿Y qué era entonces lo que querías decir?!-bajé la cabeza y lloré en silencio unos segundos, luego le contesté.
-Entiendeme, por favor...estoy herido...tal vez no sé lo que digo...-susurré sin mirarlo, pues aún seguía con la vista en el suelo llorando. De pronto sentí sus cálidos brasos rodearme. Esa sensación protectora, me sentía libre en ellos, libre y sin temor.
-Te entiendo...-dijo y me estrechó fuerte, ya no pude contener más las lagrimas y me heché a llorar en sus brazos,pues en ellos no podía ocultar nada.
-¡Perdoname!
-No pidas perdón...nada de esto es nuestra culpa, es culpa del destino que se empeña en mantenernos en situaciones tan difíciles como ésta...es el destino, quien a pesar de nuestro amor, intenta separarnos. Mas te digo que no lo logrará jamás...-dijo sonrriendome.
-Te amo, Capuleto...
-Y yo a tí, mi querido Montesco...-acarició delicadamente una vez más mi barvilla y recorrió mi rostro hasta mi mejilla, allí sus dedos encontraron el apollo para hacercarse a mi rostro y posar tiernamente sus labios en los míos. Era, sin duda, un eximio consuelo para mi alma.

Después rompió cuidadosamente el beso y me miró a los ojos.

-Debo irme, amor...-me dijo con aire de tristesa.
-Pero...han pasado apenas unos segundos de las campanadas...
-Lo siento, en verdad yo no debería estar aquí...-tomado de mis manos me explicaba.
-No te vallas...te necesito, ahora estoy sufriendo y necesito tu cercanía...además, hace tiempo que no nos encontrabamos...
-No te preocupes, yo me encargaré de estar cerca tuyo, de poder darte el consuelo que necesitas y acompañarte como es merecido a un ser tan precioso como tú, de eso no tengas duda, pero ahora...
-Está bien, entiendo...-corté yo y se produjo un frío silencio.-No te arriesgues más por mí y regresa donde los tuyos.
-¡Te amaré por siempre!-dijo como despedida al salir corriendo, le ascentí con la cabeza y me fuí del lugar.

Regresando a casa, la acogida no era muy grata. Llantos por aquí, más personas sollosando por allá, aquellos gemidos me ataladraban los oídos y me quedaban resonando en la cabeza como un eco interminable. Mi tía Alma lloraba en la sala principal mientras era cobijada en el pecho de mi madre, su hermana. Mi padre fumaba afuera un puro para calmar sus nervios, y mi hermana Naizy estaba encerrada en su habitación y mis otras hermanas habían salido.

Ese día había sido tan monótono como su mismo amanecer. Sólo quedará en mi memoria el momento en que me encontré con Shion, y que me prometió una nueva esperanza, esperanza que yo mismo esperaba con ansias. Tres días más tarde, entré a mi habitación como siempre y encontré la puerta de igual manera trancada. Supe en ese instante que había estado ahí y que nos encontraríamos muy pronto. Logré habrir la puerta y sobre la cama había un pequeño papel. Lo tomé en mis manos, antes de leerlo lo hacerqué a mi pecho y mirando al cielo agradecí aquella señal que esperaba. El papel no decía nada específico, sólo las palabras "Sol, salida, dalias" Más, habría Shion de dejarme trabajo para desifrar aquel pequeño hacertijo, me mantube pensante unos minutos y hacerté a pensar "Hoy, a la puesta de sol en los campos de dalias"

12 agosto 2009

Romeo y Julieta (DohkoxShion) Capitulo 6 (2/3)

Continuación Capítulo sexto.


Ardiles, mi primo, vino a visitarnos, pero más que eso, vino por motivo de otro conflicto con los Capuleto. La situación me tiene muy nervioso, no dejo de pensar en Shion y en cualquier cosa que pudiese pasar durante el enfrentamiento. Han pasado varios días desde la fiesta de casamiento de Ampharo, y no he logrado verle. Además, papá me ha encargado a Ardiles, que tiene 5 años más que yo, para la batalla. Ardiles es muy buen guerrero, y por ese motivo, mi padre me ha ordenado que no me aleje de él mientras dure la batalla, pues teme que algo como lo que le sucedió anteriormente a él me suceda a mí. Ardiles tambien me ha estado enseñando todo este tiempo sobre la espada, a él lo estimo mucho, pues es hijo de mi tía Alma, la hermana de mi madre. Según él, sé perfectamente como cuidarme sólo y que no soy nada malo con espada en mano, pero papá insiste en que no valla solo.

-No estoy seguro de si pueda asecinar a alguien...-le dije mientras caminabamos hacia el lugar pactado.
-Tienes que ser hombre valiente, mi Dohko, recuerda que peleas por la vida de tu familia, de los tuyos, por la justicia.
-La justicia no nos pertenese-reproché.
-¡¡Recuerda que si no matas a tu enemigo, este puede ir donde los seres que más amas y quitarles la vida, como a tu padre!!-me gritó enfadado.
-Ardiles...
-Este no es momento para dudar, ahora que vamos a luchar. Si dudas, él único que terminará bajo tierra eres tú. ¿Qué haría tu padre en esas condiciones? ¿Qué haría la gente que te ama? Tú morirás y te irás de este mundo, pero ellos se quedarán sufriendo tu partida, llorandote con lagrimas de sangre, la sangre de tu enemigo que no fue derramada la derraman ellos.
-Tienes razón...-dije pensativo.-gracias...
-Ya es hora...-dijo mirando el horizonte y viendo en él las tropas de los Capuleto llegar.-Prepárate, y que Dios nos proteja.
-Amén-le seguí, tenía miedo, todos ahí lo tenían, pero ese era el momento de aprobecharlo para correr y sudar; luchar.

Todos los nuestros se lansaron al ataque, desenbainaron sus espadas y así mismo, las tropas de los Capuleto hacían igual. Yo me quedé inmovil unos segundos, pero al tiempo de ver que ya todos estaban luchando, desnudé mi espada y me lansé también.

Ardiles luchaba con dos Capuleto a la vez, a duras penas podía resistir, pero fuí en su ayuda. Tomé a un sujeto de la ropa y lo lansé hacia atrás, me puse en aguardia. Me miró con odio y me atacó violentamente, tenía una fuerza arrolladora. Sin quedarme atrás, lo envestí haciendolo retroceder y ataqué con la espada. Esquibó, la segunda vez detubo mi ataque, y luego me golpeó en el rostro. Perdí el equilibrio y caí al suelo. Me sentía acorralado, derrotado, se hacercó a mi para finalisarme, pero dí una patada hacia sus piés y tube tiempo de ponerme de pié mientras él volvía a incorporarse. Seguimos luchando, ésta ves él me envistió con una serie de ataques, que esquibé o detube, luego ataqué yo. Heché la espada hacia atrás, para conseguir mejor potencia, y con enorme fuerza la descargué sobre él, pero sin darme cuenta, con su sable devió el ataque y dejó mi pecho descubierto. Retrocedí rápidamente pero no lo suficiente, descagó su espada y me irió el vientre. Grité, el dolor era grande, me miré, estaba sangrando, pero la herida no era muy profunda. Más tranquilo con esa percepción, golpeé su sable con el mío, lo que hiso que este saliera volando de sus manos y cayera enterrándose en el suelo razo. El sujeto cayó de rodillas frente a mí.

-Piedad...-imploró.-por favor, perdonadme la vida y te estaré eternamente agradecido...-yo tenía mi espada en su cuello, pero dué en hacerlo.-Por favor!! Piedad!!-seguía gritando, no supe qué hacer, hasta que a mi espaldas llegó Ardiles, me empujó a un lado, y con su espada degolló al sujeto. Al caer su cuerpo monótono sobre el suelo, de sus manos calló tambien una nabaja que tenía escondida en la manga de su ropa.
-¡¡¿Dohko, has olvidado lo que te dije?!!-me reprochó.
-No...
-¿Comprendes que si no hubiera hecho eso él te habría matado? Sólo conseguía tiempo mientras se preparaba para atacarte, y tú no te dabas cuenta. ¡¡Devería enviarte a casa, porque no puedes levantar un arma contra un enemigo!!
-¡¡No!! Ya he aprendido, no cometeré el error dos veces...
-Esta bien...y sólo porque sé que puedes defenderte lo suficientemente bien, te dejaré por esta vez...
-Sí, Ardiles.
-¡¡Ahora corre!!-me empujó al ver que dos hombres venían hacia nosotros.

Me aparté de allí y en un segundo, un hombre alto y de cabellos negros me obligaba a ponerme en guardia. Se dirigió a atacarme, pero me dí la vuelta, esquibé y a la vez pasé a su espalda, desde allí mi sable no tenía obstáculos. Lo enterré con fuerza sobre su espalda, el hombre gritó, se quedó helado, sin movimiento, luego sus piernas comensaron a fallarle, saqué el sable. Calló al suelo, antes de morir mensionó el nombre de una mujer. Esa escena me dejó muy nervioso, acababa de arrebarale la vida a un hombre, no sabía si era justo, si era bueno, pero lo que sabía era que yo no tenía el derecho de arrevatarle la vida a nadie. Pero no podía dudar. Las palabras de Ardiles resonaban en mi mente. Recordaba aquella imagen en que mi padre estaba tirado en el suelo agonisando, esa oportunidad sentí que lo traicioné, y no podía fallarle de nuevo. Me mantube firme, me saqué el sudor de la frente y pasé junto al cadaver.

Traté de localizar a Ardiles con la mirada, lo había perdido de vista cuando me aparté, y ahora no lograba verlo. Corrí unos metros más allá, y por fin le pude ver. Me quedé helado.

Estaba luchando, sí, pero su contrincante poseía el rostro de alguien a quien yo conosía. Ambos combatían muy bien, pero de un momento a otro Ardiles logró arrebatarle el sable al chico de cabellos lilas. ¡¡¡Era Mu!!!

Corrí hacia él, pues ahora tenía el sable en el cuello de Mu para matarlo, iba a gritar no, pero, súbitamente, a su espalda ví una sombra que se deslisaba ágilmente hasta llegar a su contacto. La sombra alsó muy habilmente el sable por los aires, casi podía reconocer tan sincronisados movimientos. De un momento a otro, ví a Ardiles atrabezado por el sable. Grité.

-¡¡¡Nooo!!!-Ardiles cayó el suelo, y sólo entonces pude ver el rostro de su agresor, aquella sombra que estaba a sus espaldas la pude ver muy bien, mientras sacaba su sable ensangrentado del cuerpo de mi primo, y lo envainaba nuevamente. En sus ojos estaba la cólera funesta que precipitó la muerte de Ardiles. ¡¡Sus cabellos verdelimón, su porte, su piel, todo!! Me quedé inmovil observandolo, no lo podía creer.

Sus ojos se abrieron en tuda su expreción, jamás esperó verme ahí presenciando la escena. Desvió la mirada hacia abajo, desde ese momento no la alsó más.

-¿Mu, estas bien?-dijo mientras se hacercaba a él.
-Shion...ahí esta...
-Silencio.-ayudó a incorporar a su hermano, se volteó y dijo en voz alta.-Lo mejor será que nos retiremos de aquí, sin duda es lo mejor.

Pude ver que Mu estaba herido en un brazo y que por esa razón había perdido su sable. No me pude mover hasta después de que sus sombras desaparecieron veloces del lugar, mi corazón se había destrosado. Corrí hacia Ardiles.

-¡¡¡Ardiles!!!
-Dohko...vete, déjame aquí...
-Ardiles, lo siento, todo esto fué mi culpa...-le dije mientras tomaba su cabeza y me la colocaba en las piernas. Era inevitable que teniendo tanto dolor dentro de mí, salieran las lágrimas.
-No fué tu culpa...así es la guerra...tienes...tienes que ser fuerte...prometeme...que cuidarás de mi madre...es lo que más amo en esta tierra...
-Ardiles, ten por seguro que mientras yo viva, a tu madre no la faltará absolutamente nada, pero no mueras, ¡resiste!
-Ya...ya no puedo...déjame ir a descansar en paz, primo...estoy exausto...
-Ardiles...no...
-Huye, el enemigo puede volver contra tí...
-Traquilízate, que no volverá.
-Vete de todas formas...nada te puede pasar, me has prometido algo...
-No me iré sin tí.
-Tendrás que hacerlo...Dohko...Do...-sus ojos se fijaron en un punto fijo, en la nada, y su respiración cesó.
-Como tú lo decees...-dije sin mirarlo, con la cabeza hacia abajo, mientras le cerraba los ojos.

Aún así, tome su cuerpo y lo cargué hasta llegar a casa. No iba a dejar a su madre sin poder velarlo como dice nuestra tradición y llorar a su cuerpo, tampoco podía impedirle que emprendiera las plegarias a Dios para que le recibiese en los cielos y tampoco lutarlo.

Cuando llegué, la escena que se desprendía de mis ojos era desgarradora. Mi tía Alma, la hermana de mi madre, tomaba y besaba el cuerpo mientras lloraba a mares, descontrolada y completamente desesperansada de la vida. Me quedé sin decir nada, era todo mi culpa: el sufrimiento de aquella noble mujer.

Con el llanto, Naizy se levantó de su cama y bajo a ver lo ocurrido. Se encontró con nosotros a la entrada de la casa, Alma, yo y el cuerpo ensangrentado y sin vida de Ardiles. Dió un grito de susto.

-¡Dohko! ¿Qué ha sucedido?
-Le mataron, Naizy...¡mataron a Ardiles por mi culpa!-dije mientras lloraba silenciosamente, parado y sin movimiento, tenía las piernas entumesidas y todo el cuerpo medio dormido...no podía reaccionar a nada.
-No digas eso, hermano, no te culpes...-decía mi hermana mientras comensaba a llorar tambien la muerte de Ardiles junto a Alma. Luego me estrechó en un profundo abrazo.-Parece que nosotros, los hermanos Montesco, estamos maldecidos.-suspiró mientras me estrechaba. Sentí en ese momento una profunda sercanía con mi hermana, ella sufría, al igual que yo, y además de eso era como si mi sifrumiento ella lo conosiera y lo adormeciera. Y luego pensé en sus palabras: verdaderamente, los hermanos Montesco parecíamos estar maldecidos.

09 agosto 2009

Romeo y Julieta (DohkoxShion) Capitulo 6 (1/3)

Capítulo Sexto.

ESTRELLA NEGRA.


Ya era de día. Desperté súbitamente, con el ruido probeniente de afuera de la habitación. Eran conversaciones. Naizy seguía duermiendo sobre su lecho y me levante sigilosamente y salí de la habitacion. Salí hacia el living y ahí estaba mi padre, mi madre, todas mis hermanas, incluyendo a Ampharo y su esposo, discutiendo hacerca de la situación de anoche.

-Dohko, que bueno que has despertado.-dijo papá al verme.-¿Cómo está Naizy?
-Ahora está dormida, he logrado calmarle...
-¡¡Dios mío, las cosas no pueden ir peor!!-exclamó Záfiro, mi hermana menor.
-Queremos mucho a Naizy como para dejar este asunto sin solución...y no hay más salida que enviarle a un sanatorio mental.-sentenció mi padre.
-¡¡No!!-reproché.-No lo hagas, papá, se recuperará...
-¡¡No puedes jugar con la recuperación de tu hermana!! En este momento ella sufre, si la enviamos, sabremos que podemos tenerla de vuelta sana. No es por nosotros, Dohko, es por el bienestar de ella misma.
-¿¿Romeo, por favor, no hay otra manera?? ¡¡Es nuerta hija querida!!-gritó mamá llorando.
-No la hay. ¡Que Dios nos acompañe en los malos tiempos!-rezó mi padre y se retiró del salón. Se fué a su habitación. Almorsamos sin mi padre y sin Naizy, que seguía en su piesa. Terminé de comer y fuí donde ella rápidamente. Toqué a su puerta, pero no me contestó. La abrí.

-Naizy...-pero estaba en su cama, recostada de lado, de modo que no le podía ver el rostro.
-Dohko...-susurró muy bajo.
-Hermana...¿cómo te sientes?
-Mejor...gracias, Dohko, gracias por todo...-dijo son voltearse.
-Naizy...-le toqué el hombro haciendo ademán para que se volteara y lo hiso. Sus ojos estaban rojos y cansados ya de llorar.-¿No tienes hambre?
-No...gracias
-Debes comer.-repuse-Aunque no quieras te traeré un plato, espera aquí-fuí corriendo a la cosina, tomé un plato y le pedí a la criada que lo llenara. Le agradecí y volví corriendo, claro, teniendo cuidado de que no callera nada de comida.-Ya llegué, aquí tienes.-dije entregándole el plato mientras ella se incorporaba.
-Eres un terco...
-Come aunque sea una cucharada.-me miró, sonrrió levemente, pues supo que no podría negarse. Me quedé acompañándola hasta que se terminó el plato completo.
-Dohko...te preguntaré algo pero quiero que seas cincero con tu hermana.
-Yo siempre te seré cincero...
-¿Tu...tu crees que...que yo estoy loca?
-Naizy...-le reprendí suavemente al verme acorralado.-Has perdido algo muy valioso en tu vida...comprendo cómo te sientes, y ten la seguridad de que si yo estubiera en tu lugar, estaría mucho peor...es sólo cosa de que logres olvidar lo ocurrido anoche, no tiene importancia. Lo que sí me importa es lo que piensas y lo que sientes, y eso me preocupa mucho...no sólo a mí, a papá y a mamá, y a todas nuestras hermanas. Eres muy importante en esta familia.
-¡¡Dohko, te amo tanto, hermano!!-me abrazó fuerte y llorando. La estreché y consolé.
-Yo tambien te amo, Naizy...no llores. Sonrríele a tu hermano.-le pedí. Me miró con ternura y sonrrió legeramente.-Así es como te quiero ver. Ahora descansa, duerme todo lo que quieras, si necesitas algo es sólo cuestion de pedirlo y todos correrán a atenderte, no estás sola en esto.-me ascintió con la cabeza, se metió dentro de la cama y la cobijé delicadamente.-Te amo.-dije besándole la frente. Me dirigí a la puerta, pero antes de salir me llamo.
-Dohko...yo también.-le sonrreí. Cerré la puerta.

Afuera no había nadie a quien pudiera esconderle mis sentimientos, estaba derrotado ante la situación, ver a mi hermana enese estado me dejó atónito y sin nada que decir o hacer. El camino era más sinuoso de lo que pensé, me sentí impotente al no poder solucionar aquello. De sólo recordar sus ojos llenándose de lagrimas, mi alma se destrosaba, traté de contener el llanto, pero una gruesa lágrima corre por mi mejilla. Recordé pronto que papá tampoco había comido desde la mañana, y que seguramente estaba en su cuarto muy afectado por lo sucedido. Me dirigí ahora a su cuarto.

Toqué y estaba sentado en su escritorio escribiendo una carta, me dio la entrada.

-¿Que sucede, Dohko?
-No es nada, papá...sólo quería ver cómo te sientes...
-No sabes lo duro que es para mí. Siento que todo esto es mi culpa, ese día...si hubiera socorrido antes a Francisco...-suspiraba.
-No fué tu culpa, padre...eso lo sabes bien.-miré con atención la carts que escribía.-¿qué escribes?
-Una solicitud, para que...hacepten a Naizy en el sanatorio mental del reino.-dijo con pesar.
-No...papá...
-Dohko, ya no me discutas más que así no me ayudas en nada. Tú ya eres todo un muchacho, no eres el niño de ayer, sabes que la situación no es fácil, sabes que tu hermana sufre, deverías apoyar mi decicion.
-Es que me cuesta pensar que Naizy pudiera estar en un lugar como ese...ella siempre ha sido tan tranquila, tierna, amable...
-Y por ese motivo, Dohko, ¿recuerdas cómo estaba ayer?Esa no es mi hija, y yo quiero a mi hija de vuelta.
-Lo sé...yo tambien...No has comido nada desde la mañana.-acoté.-¿No quieres que te traiga algo?
-No, gracias, hijo, bajaré a comer pronto, tú no te preocupes. Ahora, acompaña a hu hermana, al parecer eres el único que puede calmarla.
-Nos tenemos mucha confiansa entre ambos, desde pequeños.
-Ve con ella, hijo, mi Dohko.-me besó la frente y me sonrrió.-vé.
-Sí, padre.

06 agosto 2009

Mu fan art

yaa...Aquí un dibujo que hise para un evento en el fanwork de SSY (tengo el link abajito en mis enlaces) "Melodías Marinas para Mu de Aries" hecho por mí, Stel rose, Estely_Shion, ale, hanna: ¡¡la misma persona!!


Un Dibujante Exepcional: Mark Crilley

Estadounidense de 43 años, ilustrador y autor de mangas, y creador del manga Miki Falls que es publicado por Harper Collins. Quisá estos datos no les sirvan de nada, pero pasamos a otro ámbito cuando pensamos en tutoriales sobre dibujar personajes animé o incluso sobre cómo dibujar al estilo manga.

Conocí sobre él buscando videos en internet, y ahí me encontré con uno de sus videos, uno de sus cuantos tutoriales: claro, lo explica en inglés (y yo no soy para nada buena para el inglés hablado) pero me basta y me sobra con solamente mirar lo que hacen sus dedos. Despues de todo, un dibujante se hace de la observacion mayormente. De todos modos, para ustedes deve ser facil entender lo que dice, de hecho, soy la unica ignorante que no lo sabe TwT.

Tiene, como dije antes, numerosos tutoriales sobre cómo dibujar en youtube, en su propio canal; un espacio en devianart (no sé mucho sobre cómo se usa esa pag); y una página web donde promociona la serie de mangas Miki Falls.

Youtube
Web propia
Devianart

Yo comensé a dibujar manga (el manga Deschannel Sisters publicado AQUÍ) sin saber o haber leido nada sobre manga, y eso se puede notar asquerosamente con las primeras paginas de éste. Pero he ido aprendiendo viendo varios mangas y buscando por aquí y por allá en internet, y sin duda Mark Crilley ha sido uno de las principales ayudas en la violenta mejora de mi gráfica, cosa que realmente no me esperaba en tan poco tiempo, y que espero que siga progresando.

Y mi consejo es simple: si tu quieres dibujar, y desde luego, mejorar, vé sus videos. Así de corto y presiso...



04 agosto 2009

Romeo y Julieta (DohkoxShion) Capitulo 5 (4/4)

3ª Continuación Capítulo V


Su pregunta me dejó inmovil, al igual que el estrepitoso golpe a la puerta. Dentro de mis pensamientos rebotaba como eco la mismas palabras: <<¿Dohko, qué haremos?>>, <<¡¡Dohko, qué harás, Dohko!!!>>. Y luego me volteé hacia él y encontré la misma mirada interrogante y llena de terror, como la de una liebre que pide ayuda arrancando del lobo.

-Dohko, ¿estás ahí?¿Te encuentras bien?-se pronunció al otro lado de la puerta, en aquellas palabras pude reconocer la voz de mi madre. Ahora con más sertesa y carácter, me dirijí a él.
-Date la vuleta, déjame ponerte el vestido.-dije rápidamente en voz lo suficientemente audible como para que sólo él la escuchase. Ascintió con la cabeza y se volteó.

Tomé el vestido y se lo coloqué como devía ir. Traté de subir el sierre, pero con el nerviosismo, jalé demaciado fuerte, haciendo escapar de su boca un gemido.

-Dohko, ¿que fué eso?¡Abre la puerta!-dijo ahora mi madre al escuchar eso.
-Lo siento, lo siento, soy tan torpe...-me excusé y él sólo sonrrió haciendome un gesto de que no era nada. Luego traté de tranquilizar a mamá-¡No te preocupes, madre, estoy bien, no es nada!
-¡No me vengas con eso, abre la puerta!
-¡No sube, Shion, no sube!-le reclamé desesperado.
-¡Sólo tira con fuerza, no me dolerá!
-¡Mamá, espera un momento!-traté de contenerla para ganar tiempo. Respiré ondo, y de un fuerte tirón jalé el cierre del vestido y logré abrocharlo. Shion se tapó la boca para no gritar ,y trató de disimular, que por cierto lo hace muy mal, que no le dolió en absoluto.
-¡Dohko, no me contradigas, ya abre de una buena vez!
-Sí, madre...-dije por fin, y me hacerqué a abrir la puerta, pero Shion me detubo.
-Tienes mi maquillaje por toda la cara, Dohko...-me miré al espejo y en efecto, por toda mi cara había lapiz labial, producto de los besos que nos dimos. Me limpié rápidamente con una toalla y abrí la puerta.
-Dohko, ¿qué sucede? ¿Por qué tenías cerrado con llave? Sabes que dio que hagas eso y...-se detubo y miró a Shion que se encontraba a mis espaldas.-¡¿Qué hace esta señorita aquí?! ¡¡Dohko, no me digas que cometiste alguna canallada con ella!!-Se hacercó a él, pues parecía una joven elegante y de buen parecer y familia, en ese caso sería yo el villano.
-No, mamá, no es lo que piensas...¿y usted por qué ha venido hasta aquí?
-Fuiste al baño y te habías demorado tanto, me preocupé, pensé que algo malo sucedía y ¡no me cambies el tema, jovensito!-se dirigió a él.-¿No te ha hecho nada?
-Mamá, ¿cómo puedes desconfiar de mí de esa manera?
-¡¡Entonces significa que ambos han venido aquí por voluntad propia, a revolcarse sin estar comprometidos, ni mucho menos casados!!
-Disculpe que la interrumpa...-intervino Shion. Aquella escena fué muy cómica: él tratando de imitar una voz femenina, con aquella voz tan grave y ronca que tiene, el resultado fué completamente desastroso. Lo que lo obligaba a hablar despacio y disimulado. Pero aún así mantuvo la ligeresa en sus palabras que lo hacía personificar muy bien a una chica.-pero se encuentra en un error. Mi nombre es...-me miró fijamente tratando de robar de mí alguna idea.-Milena. Estaba en la fiesta disfrutando junto con los demás, y de pronto me sentí muy mal. Estaba a punto de caer cuando el joven Dohko me ayudó. Le pedí que me trajera al baño pues no tenía las fuerzas necesarias para ir por mí...misma. Me trajo y le pedí compañía, me sentía mareado...mareada-corrijió.- y él tubo la gentilesa de acompañarme. El joven Dohko es un caballero muy educado.
-Ya veo...¿pero por que no me abrías, Dohko?¿No ves que tu madre se asusta?
-Fue por causa mía.-intervino de nuevo.-Mi padre sabía que estaba enferma y no quería dejarme venir, pero yo vine de todos modos. Le pedí discreción al joven, por que si él se entera de ésto, me daría una tunda...
-Ah...Dohko, pero que tierno eres...y yo desconfiando de tí...-se disculpó mi madre.
-Madre, ¿podría llebarla a una habitación para que Milena descanse? Está devil y en cualquier momento le puede venir un desmayo.
-Y hasle algo de compañía para que no esté sola, eso si, no se te ocurra propasarte...
-Madre, por favor..!!
-Bueno, ve a dejarla a tu habitación.-me besó en la frente como siempre hacía y se retiró.
-¿Milena...me acompañarías a mi habitación?
-No. Sabes que es muy peligroso para mí, Dohko. Y sabes muy bien que mi nombre es Sh...-se detubo. Su nombre no podía ser pronunciado en aquel lugar.
-Lo sé. Pero tú no sabes cómo quiero que nuestra primera vez se vuelva a repetir, cuánto...te deceo...
-Amor mío, siento lo mismo por tí, pero...¿tu habitación?
-Nadie nunca entra ahí. Además, pondré llave en la puerta, seremos silenciosos, a pesar de que no se escucha nada por el ruido de la fiesta...
-Tengo un poco de miedo...pero, por otra parte, he venido a esta casa venciendo mis miedos; he venido aquí para verte y sentirte a mi lado...
-Nada sucederá, te lo prometo. Debes confiar en mí, todo saldrá bien.
-No sabes cuanto te amo.-fué su respuesta sonrriendome como siempre lo hacía y como todas las veces se roba cada pedazo de mi corazón.

Le tomé una vez más de la mano y le conduje a mi habitación. Al llegar allá, su comportamiento cambió. Observava todo con sumo cuidado, sin perder ningún detalle del lugar, sus ojos brillaban, había ilución en su alma. Se hacercó a mi mueble de cama y abrió uno de sus cajones. Allí presisamente encontró...

-Esto es...-me miró con alegría y júbilo en sus orbes, una mirada tan inocente, tierna.-...la carta que te escribí...
-Es la misma que leo todos los días al despertar, así pienso en tí durante todo el día...-dije hacercandome romanticamente a él.
-¿De verdad haces eso?¿De verdad me amas tanto?
-Más de lo que algún día podrías imaginar, Shion, y ahora que estamos solos, puedo repetir ese nombre que tanta locura me causa y que hace que mi piel tiemble al ver a su dueño, Shion, Shion, Shion!!!-me hacerqué a su cuello, desde entonces parecía que me tenía embrujado y que ese exquisito aroma que allí reposaba era mi droga.

Debo admitir que nunca en mi vida experimenté sentimientos como aquellos, y que antes me parecían tan lejanos e incomprensibles. Deceaba a un hombre con todo mi corazón, y eso jamás lo podría expresar en palabras a menos de haberme enamorado, y este amor me ha abierto un nuevo mundo, nuevas experiencias, vivencias, una nueva etapa en mi vida, en la que sólo está Shion y sólo él tiene verdadera importancia, nada más la posee, convirtiendose en mi religión, presente, pretérito y futuro. Quería tocarlo, sentirlo, quería amarlo, quería que él también me amara. Llegué a la conclución de que yo ya no era el niño de antes. Ahora sé cosas que antes no comprendía, y más y más misterios se desenvuelven ante mis ojos, puedo ver las cosas más claras y verdaderas que antes, puedo ver cómo siempre fueron, sin ya poseer las vendas que me tenían atado a ese mundo al cual antes yo pertenecía. Ahora él era mi único mundo.

Y mi mundo comensaba a respirar cada vez más agitado al sentir sus caricias, al mismo tiempo que se encargaba de desabotonar una vez más mis ropas hasta dejarme completamente desnudo. Me besó con pación y me miró fijamente. Hiso ademán para que bajara el cierre de su vestido, y se volteó, dejando caer la parte de arriba, mostrando su pálido pecho. Sin alejarme de su cuello, puse mis manos en su cintura para sacar la parte de abajo, pero me detubo. Posó sus manos sobre las mías dejandolas pricioneras, y volteando sólo la cabeza me miró profundamente. Comprendí lo que quería decirme con aquella expreción, esa noche sería distinta a la anterior.

Arranqué la última de sus prendas y se dejó caer a mi lecho entregandose completamente a mí. Me subí ariba de la cama y delicadamente me monté en su cintura, claro sin alejarme un segundo de aquel aroma de su cuello. Desde ahí me susurró.

-Esta noche yo quiero ser tuyo, quiero sentirte dentro de mí, Dohko, te quiero, te amo...!!-decía entre gemidos mientras yo besaba su espalda y comensaba a bajar hasta su cintura.-Hoy seré lo que quieras que sea, seré tu eslavo, haré lo que me ordenes.
-No digas eso, yo jamás sería capaz de ordenarte algo...
-Entonces, seré por tí, un Montesco. Por que es aquí donde estoy, entregado completamente al hijo del patriarca Montesco, el duque Romeo, estube bailando entre los suyos y es en su lecho que ahora estoy tendido desnudo. Hoy seré Shion Montesco...-sus palabras llegaron en lo profundo de mi corazón y casi no tube palabras para dar a entender lo que sentía por ello.
-Agradesco tanto lo que haces por mí, Shion, te amo tanto...-susurré preparandome, me acomodé sobre él y lentamente comensé a introducirme en su corazón, en lo más profundo de su alma. El sabor de su canto me hacía later el corazón tan fuerte, ya no tienía sentido del tiempo o del espacio, sólo estabamos él y yo.
-Dohko...!!-fué lo que pronunció al sentir por primera vez mi cercanía envuelta en la dulsura de un beso.

Ya era mas tarde. Shion reposaba sobre mi pecho como un niño y como, me doy cuenta, le encantaba estar. Descansaba y recuperaba el aliento perdido hace momentos atrás, cubiertos ambos por las cobijas del lecho. Su dulsura era inagotable, su aroma un delicioso manjar, y los susurros del viento de esa hermosa velada cantaban una antígona a nuestro increíble amor. Lo miré, lo admiré por varios segundos, tratando de entender cómo es que su flor es infinita, hermosa, y que a pesar de haber ocurrido aquello ya dos veces, para mí era el ser más virginal de la tierra y de los cielos mismos.

-¿Estas cansado?-le pregunté acariciandole el cabello.
-Un poco...sólo quería estar un momento a tu lado.¿Te es molestia, amor mío?
-Me es un placer, siempre que estas conmigo es un placer.
-Eres tan hermoso, Dohko, eres como la bella tórtola que vuela por los cielos, dejando caer relucientes suspiros con su vuelo que son como estrellas brillantes que flotan ligeramente en el aire adornando el paisaje natural, como un rocío volatilizado; y su plumaje fino y suave, delicadamente construido para obtener así la perfeccion. Millones han tratado de cazarle, matarle, pero nunca podrán arrebatarle lo que posee, esa extraordinaria luminosidad, imagen perfecta de los cielos que se han quedado imprecnados con su vuelo.
-Dices cosas muy bellas...me has dejado pasmado.
-Es sólo que te amo. Te extraño tanto cuando estas lejos...-dijo en un suspiro mientras se acurrucaba más en mi pecho.
-Shion, no...siento tener que decir esto, pero debo irme...
-¿Qué?¿Por qué?
-Esta ocación es muy distinta a la anterior. Esta noche soy yo quien precide la ceremonia, yo estoy al cargo de todos los sirvientes y criados, y no puedo ausentarme tanto tiempo.
-¿Que no está tu padre para esas cosas?
-No por siempre. Él quiere que los criados y sirvientes se acostumbren a su nuevo lider...
-Y ese eres tú, ¿me equiboco?-dijo entristesido.
-Así es. Pero puedes quedarte aquí si lo deceas...
-¡¿Solo?!
-La puerta quedará con llave dada la ocacion de que alguien llegara, tendrá que tocar, además mamá ya sabe que tú, Milena, estas en mi habitación descansando.-me puse de pié y comensé a vestirme.
-¡¿Pero, Dohko, olvidas que soy un Capuleto?!
-Shion, prometí que todo saldría bien, y nada ha pasado, no tengas miedo, amor...Y si alguien viene, te vistes y le abres, o te haces el dormido.
-Dohko...-ya listo me hacerqué para despedirme.
-Tranquilo, volveré en un momento. Iré sólo para que me vean en la fiesta y no se sospeche nada. Te amo.-dije besándole efusivamente, él respondió con poco interés y susurró.
-Yo también te amo...-me dirigí a la puerta y desde ahí lo vi envuelto entre las sábanas con la mirada cabisbaja y escondiendo en ellas su desnudes. Cerré la puerta, me quedé ahí unos segundos. ¡Cómo deceaba quedarme ahí! Con él, toda la noche y todas las noches de mi vida. Salí tan rápido, y de no ser de esa manera, no hubiese aguantado. Pero una extraña sensación rondaba mis pensamientos, y tomé la decición de que era mejor ir a la fiesta, por una u otra razón, pero devía ir.

Bajé las escaleras, lentamente llegué hasta el salón donde todos bailaban alegres y reían felices. Caminé por entre la gente, y desde ahí divisé a Naizy sentada en una mesa, con la cabeza agachada y sin movimiento. Una molestia se me vino al estómago, luché para salir de entre ese monton de personas y me hacerqué hasta su mesa. Llegué junto a ella, no pareció notarlo, seguía igual que como la había visto.

-Naizy...-quise llamar su atención, pero no le podía ver a la cara, tenía la mirada en el suelo. Insistí ésta vez más fuerte, pensé que tal vez no me escuchó con el bullicio, pero no respondió. Ya muy preocupado por la situación, puse mi mano sobre su hombro.-¿Naizy, qué sucede?-le tomé de la barbilla para levantarle el rostro, y me encontré de sorpresa un increíble choque entre mi mirada interrogante y sus ojos cubiertos de lágrimas que miraban fijamente hacia la nada, su rostro lleno de angustia.-¡¿Naizy, qué pasó?! ¡Dime algo!-fijó violéntamente sus ojos en los míos y sonrrió frívolamente.
-Lo ví...-dijo y volvió a bajar su rostro. La detube e insistí nuevamente.
-¿A quién has visto?
-¡¡Tú lo sabes...tú sabes a quien yo ví!! ¿Tú también lo viste?-dijo ahora con algo de esperanza.
-No me asustes de esa forma, por favor, ¡dime que viste, a quién!
-¡¡Tú lo sabes!!-gritó estrepitosamente, todos se detubieron a identificar de quién provenía, y asombrados se enteraron que era de la dulce doncella Montesco. Se puso de pie, cuerpo a cuerpo conmigo. La música se detuvo y todos estaban atentos a la discución.-¡¿Por qué demonios preguntas?! ¡¿Quieres hacerles creer a todos ellos que estoy loca?! ¡¿Es eso, no?!
-Cálmate, por favor...-le dije preocupado pero continuó gritando.
-¡¿Cómo quieres que me calme?! ¡¡¡Yo lo ví!!! ¡¡¡Yo lo ví!!!-tomó los manteles de las mesas y tiró de ellos, botando todo, vasos, platos, comida, al suelo, formando gran bullicio.
-¡Dohko!-Escuché de lejos, era mi padre que se hacercaba preocupado a informarse de lo que sucedía.
-Papá...-dije en un suspiro de alivio.
-¡¿Qué le pasa a tu hermana?!-preguntó exaltado. Ella se entrometió entre nosotros y le contestó.
-¡¿Quires saber lo que me pasa?! ¡¡Lo que pasa es que lo ví!! ¡¡Yo lo ví!! ¡¡Yo lo ví!!
-¿A quién viste, hija?-dijo papá tratando de calmarla.
-Contéstale, Dohko-exigió ella.-¡¡Dile a quién ví!! ¡¡Porque tú lo sabes!!-papá me miró preguntandome con los ojos, yo bajé la mirada, callé unos segundos y luego le contesté.
-Ella...ella vió a Francisco, papá...
-No puede ser...
-¡¿Y por qué no?! ¡¡Si yo lo ví, le vi el rostro, le vi sus ojos, lo ví como lo podía ver hace dos años, cuando estaba...vivo...-comensó a llorar amargamente, dejando su cuerpo caer en el piso.
-¡Dohko, hijo mío, tu hermana a enloquesido!-me dijo papá.-Llebadla a su alcoba, allí estará segura, hasta que se calme.-sólo ascentí con la cabeza y tomé a Naizy de la cintura para levantarla, pero estando de pie comensó a gritar nuevamente.
-¡¡No, déjame, déjame!! ¡¡¡¡Dohko!!!! ¡¡Yo lo ví, es verdad!!-quise guiarla de la mano hasta su alcoba, pero se reusó con fuerza de hierro. Papá me miró con desición, y entendí su mensaje. La tomé de la cintura y a la fuerza la arrastré por las escaleras, y desde ahí divisé a la señorita que momentos antes estaba conmigo en mi alcoba: Shion se alejaba de la fiesta con el vestido de su hermana, muy apresurado, corriendo entre todos hacia la salida. Sentí fuertes ganas de seguirlo, e inconsientemente de mis labios se susurró su nombre, pero ahora la situación en la que estaba era mucho más grave. Naizy gritaba y lloraba, golpeandome para que la soltara, y mientras todos miraban aterrados aquel espectáculo: ¿y cómo era posible que Naizy, tan tranquila, tímida, sencilla y alegre doncella podía llegar a actuar de esa manera? Locura, era la respuesta más acertada de todos.

Llegamos hasta su habitación, la lancé sobre su cama y rápidamente cerré con llave la puerta.

-¿Por qué me haces esto?-me preguntó entre llantos.-Me encierras en mi propia habitación, me trajiste a la fuerza, me hisiste daño en el forcejeo...¡¡Eres mi hermano!!
-Naizy, cálmate, por lo que más quieras. Yo te amo, hermana, eso no lo dudes un momento, pero así como estas ahora sólo puedo actuar de esa forma para protegerte.
-Protegerme...-repitió con una burla.-Tu no me crees, nadie me cree, ¡¿por qué nadie me cree?! ¡¿Por qué no es posible que él regrese?!-lloraba.
-Naizy...sabes que él está...
-¿Muerto? ¿Y qué pasa si él volvió? ¿Si en realidad nunca murió?
-¡¡Naizy, él está muerto!!-le grité, tontamente, y sus ojos se llenaron de lagrimas.-No quise decir eso...pero tienes que haceptar que ya no está entre nosotros. Ahora, él está en compañía de nuestro señor, mirándote, quizás, cuidandote.-me senté junto a ella.
-Pero...yo le ví...-la estreché en un fuerte abrazo, y lloró en mi regazo por varias horas, desahogando su pena. Me sentí derrotado ante aquel llanto, ante aquella escena, mi querida hermana sufría, y yo estaba helado frente a todo eso. ¿Y qué más podía hacer? No tenía palabras, no respiraba, todo estaba en una quietud desgarradora.

Se quedó dormida luego de varias horas, le tomé, le desvestí y le recosté en su cama, muy delicadamente. Me quedé en su habitación amparando su sueño, junto a su cama. Las fuerzas me avandonaban a cada momento, y mis ojos se cerraban lentamente, en el suelo me quedé, como si fuese un cómodo colchón de plumas, completamente falso.