08 julio 2009

Romeo y Julieta (DohkoxShion) Capitulo 4 (1/3)

Capítulo cuarto.

POLVO EN EL VIENTO




Dos cuerpos sudados, acalorados por el movimiento de aquella noche, agitados, y enamorados....


Esa noche no la olvidaré nunca en mi vida...la noche en que Shion me hiso suyo...aquella noche...aún podía sentir su cuerpo sobre el mío, apenas unos segundos se había salido de ensima para caer exausto sobre el césped, tratando de recuperar el aliento. Yo permanecía boca abajo, lo miré fijamente.

-Eres lo mas hermoso que he visto en mi vida...-le dije.
-Gracias...y gracias por darme el placer de estar esta noche a tu lado...
-Gracias a tí por amarme...-le respondí. Extendió uno de sus brazos y me abrazó por la cintura.
-Dohko...perdoname...
-Qué sucede??
-Es que...si tu me amas, todas nuestras noches tendrán que ser así: a escondidas, entre los matorrales...siento tanto no poder darte algo mejor, algo que te merescas...así que dime, me amas, pero si no quieres estar a mi lado...yo entendería perfectamente...lo nuestro es casi imposible: si nos atrapan nos matarían a ambos. Quisiera darte...quisiera darte, poder llebarte al mejor lugar para vivir este amor, pero no puedo...Dohko, solo me basta tu amor, no necesito nada más en esta vida, y ya lo tengo, así que sé cincero y dime si de verdad quieres que continuemos con esto. Es arriesgado, dificil, el peor de los caminos que pudieras tomar...quisas permanecer a mi lado sea tu perdición...quisas para mi también...
-Shion, eso no, yo ya escogí estar contigo...y no importa si eso signifique vivir como un esclavo, como un plebeyo o como un animal, mientras esté a tu lado, me sentiré más felíz que cualquier rey...
-Dohko...no sabes cuanto te amo...te amo...-se abrazó de mí con fuerza, lo estreché contra mi pecho, como a un niño. Así se quedó, dormitando en mi regaso, tan tierno, tan tranquilo, lo más precioso que he visto en mi vida. De pronto detuve su sueño.
-Shion...es tarde...la fiesta ya debe estar por acabar...debes irte.
-No...yo me quiero quedar en tus brazos...-dijo con un suspiro.
-Ya es tarde, -dije.- Vete.
-Esta bien...-se apartó y se vistió, un tanto apenado. Yo también hise lo mismo.-Me duele el corazón tener que partir y dejarte, amor...-me dijo cuando ya estabamos listos.
-Shion...a mi también...pero ahora ya es tarde...en tu casa te van a extrañar, a mi tambien, y ya es hora de partir, pero no te pongas triste, porque aunque te vallas ahora...-me hacerqué a él y le tome las manos y las llevé a mi pecho.- te quedas aquí, en mi alma...
-Te amo.- Me besó efusibamente.
-Ya vete...-me separé y le di un empujón.-Yo tambien te amo...
-Hasta que volvamos a vernos, perdón, ¿cual es tu nombre?
-Dohko Petrucci Pirlo Montesc...-le sonrreí y él me devolvió el gesto.
-Hasta que volvamos a vernos, Dohko Petrucci Pirlo Montesc.-se cubrió con su capa y se fué tan rápido y sorprendente como una gacela.

Tan rápido logré darme cuenta de que lo tenía a mi lado, y tan veloz se fué...es como la vida, tan corta pero hermosa. La vida entera daría por buscar algo más confortante que tirarse en el pasto después de haberlo tenido en mis brazos, y pensando en sus besos. Por ahora, y quisas por siempre deba acostumbrarme a solo soñar en él la mayor parte del tiempo, mientras son solo segundos los que puedo arrebatarle al tienpo para poder estar juntos. Mi cabello se mueve con el viento, refrescante brisa, ahora solo tengo fuerzas para pensar en él. Después de todo, mi hermana Naisy tenía razón, con esta fiesta, mis sentimientos quedarían claros, la neblina se dispersaría y podría ver por fin el final del camino...Un fuerte dolor en el estomago, me incorporo de golpe...¡¡Mi hermana Naisy!!

Corrí quien sabe cuanto, ni siquiera sabía con exactitud en que parte del gigantesco jardín de los Montesco me encontraba, pero por fin pude llegar al salón principal del palacio. Casi ya nadie bailaba, las ultimas melodías resonaban en las paredes, poca gente era la que aún permanecía en aquel lugar, charlando las ultimas despedidas, y...mi hermana sentada en una silla al fondo del salón completamente sola...pero, curiosamente con una sonrrisa.

-¡¡Naisy!!
-Dohko...¿Donde has estado, hermano? Te desaparesiste de un momento a otro...
-Yo...lo siento tanto, tube que salir y...
-No lo sientes...-bajó el rostro.-Estube buscandote, muy preocupada, dicen que un Capuleto se infiltro en la fiesta, y yo estaba tan asustada, ¡Eres un desconsiderado!-mi corazón se apretó...mis manos comensaron a temblar.
-¿Has dicho que un Capuleto estaba aquí?
-Sí...pero no lo pudiern encontrar, dicen que llebaba una capa negra y el cabello anaranjado...y...¿por que me cambias de tema?!-levantó el rostro y pude ver lo tremendamente aungustiado de su rostro.
-Naisy, por favor perdoname...no quise dejarte sola...soy un verdadero estupido, debes entender...soy un necio, un torpe, no meresco tu preocupación, hermana mía...¡Ahy! No sé qué haría sin tí...
-No digas eso...Es solo que...deviste estar aquí, ¡¡como te necesité!!-se hechó a llorar a mis brazos, apretaba muy fuerte mi pecho contra su rostro, su corazón latía agitado y sus ojos no dejaban de llorar. Me sentí muy mal. Fué un sentimiento en el estómago, como anteriormente, pero ahora las cosas parecía estar mucho peor. Me asusté demasiado, la tomé de los hombros obligandola a mirarme a los ojos.
-Naisy, ¡¡que ha pasado!!
-Dohko...-sollosaba.-¡¡Le he visto, le he visto!!-siguió con sus lágrimas.
-Hermana, calmate. ¿A quién has visto?
-Lo ví a él...¡¡Yo ví a Francisco!!

Francisco...Hace algunos años, cuando mi hermana tenía sólo 14, su camino se cruzó con el de un caballero sumamente noble, de cabellos azulados y risados a pesar del corte tradicional de pelo corto que tenía. Su nombre era Francisco. Era huérfano, sus padres, que en su tiempo fueron muy adinerados, murieron y él con tan solo 12 tubo que hacerse cargo de todos los bienes de su padre y de criar a sus tres hermanos más pequeños. De seguro fué una vida muy dura la de él, pero aún a pesar de la adversidad, creció y se convirtió en un joven educado y rico, y sobretodo muy amable y gentil. Mis padres eran muy amigos de los suyos, y cuando estos murieron, toda mi familia ayudó al pequeño, ya sea con traer comida al hogar o con consejos y palabras de aliento. Esa unión con nosotros fué la que le dió paso a conoser a mi pequeña hermana. Se enamoraron, y profundamente. Era un amor de esos que con tan solo mirarlos, te daban ganas de suspirar. Mi hermana se veía tan feliz con él, y el chico, por su parte, no dejaba de sonrreirle.

Su simpatía conquistó a mi padre, que muy gustoso aceptó su noviasgo y hasta su casamiento. Francisco siempre fué como uno de la familia, y muy pronto fué aceptado por toda la casa, no devo mentir, y también me hiso confiar mucho en él, pues era onesto y muy humilde, pero más importante que todo eso, amaba a mi hermana de la manera más profunda existente. El día de la voda fue sorprendente, jamás veré a una mujer tan hermosa como a Naisy con aquel vestido, blanco y puro, sus cabellos, sus joyas, todo en ella relucía a igual que su hermoso rostro lleno de felicidad. Casados.

Poco tiempo después de la boda, Francisco entró en crisis por sus tierras, un incendió acabó con muchos de sus terrenos que eran la fuente del dinero que poseía. Mi padre le ofreció hogar, y le dió todo su apollo. Le dijo que ya era parte de la familia, un Montesco, y que no devía preocuparse de lo que pasase en sus tierras, porque los terrenos de los Montesco eran mucho más grandes, eran de la familia, eran de él también. Francisco, muy agradesido, haceptó la propuesta de mi padre, ahora era un Montesco. Les digo que serlo no es ningúna gracia, ni mucho menos, ser un Montesco puede convertirse en un infierno, no solo para mí...

Francisco era un exelente espadachín, era todo un maestro con el sable, y en los tiempos de guerra, ese Montesco no podía faltar. Mi padre sabe bien que los Capuleto son muy fuertes, y sin Francisco las cosas serían más dificiles. Le llevó a la guerra. Mi hermana estaba muy preocupada, esta guerra duró más que ninguna otra, y Francisco no volvía, mi padre tampoco. Yo era más pequeño, y mi padre me tenía prohivido ir a luchar, por que si algo le sucedía a él, yo sería quien tomara el patriarcado de los Montesco. Me quedé en casa con Naisy. Pero, muy tarde y de noche, regresó mi padre...solo. Naisy no hablaba, no preguntaba, no comía ni dormía casi. Mi padre nos dijo que había visto a lo lejos que un hombre se le había hacercado a Francisco y que le había disparado una flecha...justo en el pecho. Dijo también que el trato de salvarlo, que fué en su ayuda, pero que en ese instante, una tropa de hombres de los Capuleto se hacercó al cuerpo, y por detrás otro joven estaba siendo sercado, sus hombres estaban siendo acorralados. Papá no tubo más que dejarlo e ir en socorro de la gente que aún vivía. Esa batalla la perdieron, mi padre se rindió y tubo que arrancar junto con los demás sobrevivientes. De Francisco no se supo más, solo quedaba el recuerdo de verlo morir en el suelo de batalla...

-Eso no es pocible...¡¡por favor, Naisy, sabes que eso no es posible!!-le dije muy apenado.
-Pero...yo le ví...me siento tan mal...¡¡Estoy enloquesiendo!!!-gritó desesperada.
-No digas esas cosas, Naisy...es solo el dolor...quizás viste a alguien parecido...y tú lo amabas tanto...
-Yo lo amo y lo amaré por siempre, y fué a él a quien ví, ¡¡¡era él!!! ¡...me estoy volviendo loca, es eso!
-¡¡No!! Y ya no digas esas cosas, ven -la tomé de la mano obligandola a incorporarse junto conmigo.-vamos a casa, no le diré nada a nadie, te irás a tu cuarto y te llebaré un té de hierbas para que te relajes, eso te calmará...
-Pero...yo le ví...-insistió, casi sin convicción, me abrazó fuerte y yo le seguí el gesto. Justo cuando pensaba que ya había superado todo ese sufrimiento, Naisy ahora le vé vivo...De verdad, no sé cómo ayudarla, su amor no está con ella ni en este mundo. Me hace recordar, que si Shion ya no estubiera conmigo, no resistiría sin su presencia y me lansaría a los brazos de la muerte siguiéndole hasta el mismo infierno. Pero Naisy es fuerte, y había pasado todo este tiempo en lo que se podría decir bien...parecía haber asimilado la muerte de Francisco, ahora veo que no es tan facil como se veía y la entiendo y admiro...yo no sería tan fuerte en una situación así...

La abrasé y no la solté durante todo el trayecto hasta que volvimos a casa. Nuestro padre no estaba porque tenía que quedarse en la fiesta hasta que el ultimo de los invitados se retirase, después de todo él es la maxima autoridad de la familia, el que toma las deciciones por todos. Entramos sigilosos en la casa. Naisy lloraba en silencio, y no me soltaba, más bien cada vez se aferraba a mi pecho con mayor fuerza. Llegamos hasta sus apocentos y la dejé sobre la cama. Bajé. Le pedí a la sirvienta que preparara algún té de hierbas diciendole que Naisy no se sentía muy bien y que estaba decaída por esa razón, de modo que ella haceptó diciendo:"Entonces le prepararé algo para que le suba los ánimos a esa pequeña". Bingo, justo lo que necesitaba. Se lo llebé a su habitación, la recosté sobre la cama, la desnudé y le coloqué el pillama. No sentía ningún pudor pues era mi hermana. Ella siemplemente estaba como muerta, no reaccionaba a nada. Esa actitud, le temo, es como al principio, cuando Francisco acababa de morir: por un momento pensé que Naisy tambien había muerto. Me duele tanto verle así, sus ojos inchados, su sonrrisa apagada por las lagrimas, una exprecion monotona que me hiela los huesos al mirarla.

La recosté, le dí el té y la acompañé hasta que consiguí dormirse. Le acaricié la cabesa y le besé en la frente, con cuidado de que no lo notara, salí de la habitación. Me fuí a la mía y me dejé caer sobre mi cama. Ahora tenía tantas cosas en qué pensar...esa noche había alcansado el cielo en los brazos de ese Capuleto, y mi hermana me había llebado al lamento infernal hace algunos momentos. La gloria y la amargura juntos, me probocan un sabor agrio pero a la vez dulce en mi boca.

Tan cálidos sus brazos, sus besos, sus manos, su aterciopelada piel...por recordarlo, me hace darme cuenta de un persistente dolor en mi intimidad que con la agitacion de la situación casi ni había notado y que ahora dejaba huella de su paso por mi cuerpo. Pero no me molesta, no sé si porque fuese él el probocador del malestar o porque para mí el dolor corporal ya no tiene efecto porque él mismo fué quien arrebató de mi vida la rutina y la monotonidad de ella, y le arrancó la razón tambien, por lo que ahora disfrutaba de mi dolor.

Mi mente entra en contradicciones. Los cálidos recuerdos que Shion deja en mi cuerpo, en mi alma, en todos mis pensamientos, parecen traicionarme, alejandose, dolorosamente apartandose de mi lado, así mismo como lo hiso Francisco, dejando a una pequeña chica enamorada y desilucionada de la vida, yo sufro con ella porque todo su dolor tambien lo puedo sentir en el fondo de mi corazón cuando la veo llorar o cuando veo que detrás de esa sonrrisa esconde algo más, cuando recuerdo su muerte hace unos momentos tal y como la vivió hace tiempo por su amor. Mi pequeña hermana, mi apollo, aquella que siempre tiene tiempo de atender todos mis tontos caprichos, de escuchar mis aburridas conversaciones sobre la vida y la filosofía, la medicina y cualquier idea alocada que se me venía a la mente, una travesura de pequeños, y ahora escuchaba mis problemas con el amor de mi vida, estaba enferma del corazón...quizás de la mente tambien...¿Será capas de dejar ir el polvo en el viento?

1 comentario:

  1. olaa!!! me ncató el fanfic, es ultra rancio, per será, espero verte en tu cumple y nos deveríamos juntar otro día en las vacaciones

    Onee-sama
    Helen Deschannel

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