12 julio 2009

Romeo y Julieta (DohkoxShion) Capitulo 4 (2/3)

Continuación Capitulo Cuarto.


Mi alma reclama al no poder verlo. Han pasado dos semanas desde esa noche, y desde entonces que no dejo de pensar en la proxima...pero nada de eso sucede. Siento que a cada minuto me cuesta más respirar si no le siento cerca, si no sé siquiera si se encuentra bien, si no lo veo a la cara y lo beso. Ya no aguanto más tiempo sin él, lo que me llebó a mi arriesgado intento de verle, locura total: adentrarme en los jardines Capuleto y conseguir un "Te amo". Ese es mi trofeo y con solo eso regresaré a casa feliz y dichoso. Deceo volver a esos hermosos jardines donde posó por primera vez mis labios, como una delicada mariposa, suave y juguetona revoloteando sobre las dalias al salir por fin de ese capullo que pricionera la tenía. Pero es muy arriesgado. Demaciado. De hecho, jamás deví hacerlo la primera vez, pero cómo agradesco esos momentos, que en ese entonces fueron confusos para mí, pero que dieron paso a ese profundo amor que reposaba virgen y escondido en mí. Necesitaba sentirlo nuevamente, mi corazón latir al verlo aparecer ante mis ojos, aún a pesar de que eso sea un peligro contra mi propia vida, ya poco me importa, puesto que en una vida sin Shion prefiero ser acesinado por los cientos de guardias que protegen la fortaleza Capuleto. Es por eso que ahora camino sin rumbo rijo, aparentemente, y sin hacer nada, pero en realidad, dentro de mi mente se está viviendo una verdadera batalla...La decición está tomada: iré a verle.

Han pasado dos semanas, como ya he dicho, y repito que no he podido dejar de pensar en él. Sueño todas las noches con sus besos, que escapamos juntos. Esto ya es una verdadera locura, se está escapando de mis manos, de mi razón la misma que ahora decía: "¡¡No vallas, tonto!!". Pero nada podía detenerme, nunca en mí sentí tanta convicción. No he podido dejar de pensar en él a pesar de lo que ha sucedido en mi casa. Naisy sigue mal. Mi pobre hermana aún sigue creyendo que vió a su amado Francisco, mi madre tubo una discución muy seria y violenta con mi padre sobre eso; mi madre dice que algo realmente raro sucede, que Naisy no es así; mi padre que ya se le pasará y que son caprichos esos por Francisco, que deve aceptar que esté muerto; mi madre que la noche de la fiesta entro un Capuleto al lugar, que pudo haberle hecho algún daño a mi hermana para que estubiera tan asustada y alterada...Tonto de mí, intervine diciendo: "No, él no le hiso nada a Naisy, no". Todos quedaron mirandome extrañados, otros como si yo fuese el peor villano del mundo. Traté de corregir: "Yo sé que no, ella me lo abría dicho en el momento..."

Camino entre la gente, siempre me saludan pero en estos lugares nadie me ha visto, mas bien me miran como extraño. Ya me estoy hacercando a la casa de los Capuleto, deliberadamente me cubro la cara con una pequeña capucha que llebaba y tomé rumbo por un callejón que me llebará mas pronto y discreto a mi destino. Por fin, la inmensa contruccion se presenta ante mis ojos. Ahora las cosas no son tan fáciles como antes...está lleno de guardias, mi corzón late muy fuerte y mi respiracion se agita: si me descubren, me matarán!! Pero no hay paso atrás, bien escondido mi rostro, paso sigilosamente por entre las rejas de los jardines, donde antes había entrado. Un guardia siente el ruido de mis pasos y se hacerca. Nerviosamente, me tiré al suelo arrastrandome hasta un pequeño arbusto. El sujeto llegó hasta donde estaba yo antes, buscó con la mirada y notó que todo estaba en orden. Se retiró por fin. Solo entonces pude volver a respirar.

Me puse de pié y agachado como un anciano, camino silencioso hasta donde se encuentran las ventanas de la gigantesca casona. Ya las puedo ver, y con más ansias veo la ventana de la habitación de Shion. Comienso a acercarme con más confiansa, cuando una voz paraliza mis movimientos como si fuese un frío sable penetrando mi estómago.

-Detente ahí, infeliz...¡¡das un paso más y juro que te atravieso con mi flecha!!-mi rostro palidece del miedo y las emociones que se le acemejan. Me volteé para ver de cara a mi contrincante, desde las sombras sale un chico con un arco y flecha preparados y apuntandome directo al pecho. Sus ojos estaban enrrabiados y me miraban con odio, eran verdes y grandes. Su cabello era largo y liso color lila, su piel blanca...tan blanca...tan similar a la de Shion...-¡¡Sácate la capucha y muestra la cara, cobarde!!-me gritó imperativo, yo sin perder el orgullo me la quité y la arrojé al suelo.-...Lo sabía...¡¡eres un Montesco!! Has venido a quitarle la vida a mi hermano, aprobechando su estado, ¡¡eres patetico, morirás aquí mismo!!
-¡¡Yo no he venido a quitarle la vida a nadie, ni mucho menos soy patetico!! Más lo eres tú, que sales desde las sombras y atacas por la espalda!!!-dije para no demostrar devilidad y desenvainando mi espada, pues si quería seguir con vida, devía ponerme en guardia ahora mismo.
-Como te atreves...eres un cobarde, porque has venido a matarle ahora cuando está mas devil y desprotegido, pero no lo harás mientras yo esté aquí, y ni tu pequeño sable podrá resistir la fuerza de este arco, no lo podrás detener, Montesco!!
-¡¡Pues eso lo veremos!!-grité poniendo mi espada como defensa y rogando a los cielos que luego de ese tiro salga vivo. Pero el tiro jamás se ejecutó, a pesar de que tencionó su arco para atacar, pero en ese presiso momento una voz desgastada y agotada, sin embargo fuerte lo detubo.
-¡¡No...no le hagas da...ño...!!-ya sin fuerzas trató de afirmarse en el varandal de la ventana: con ropas de dormir, un rostro sumamente enfermo y desgastado, cerraba sus ojos con una exprecion de dolor...era Shion desde la ventana de su cuarto!!!-No...!!-ya sin fuerzas, sus brazos no resistieron el apollo y resvalaron, su cuerpo entero asomó por la ventana y sorprendentemente ante nuestro ojos estrupefactos voló monótono sobre los aires hasta caer pesadamente sobre el césped del jardín. Horrorisado por completo fuí en su busca, pero mi contrincante que se hallaba más cerca, se aproximó a él y levantó nuevamente su arco para no permitirme hacercarme.
-¡¡Te mataré ahora mismo por lo que has probocado!!-me gritó ahora con furia y pequeñas lágrimas que asomaban por sus ojos, mientras de momento se acercaba a Shion y le miraba, luego me miraba a mí para corroborar que no me moviera.
-No...no...no le hagas daño...no..por...favor...-insistía, tirado en el cesped, seminconsiente. Yo ya no resistí más y me lansé a él, no podía verle así tirado en el suelo sin socorro.
-Shion!!! Shion!!!-gritaba yo angustiado volteandolo boca arriba y colocando su cabeza sobre mis brazos.
-Por qué??-insistía el otro chico.-¡¡¡Es un Montesco!!!
-Lo sé...-respondía Shion abriendo pesadamente los ojos.-Es un Montesco...-me sonrrió y luego dijo.-Se llama Dohko...
-Dohko...?!!!-dijo aterrorizado mi contrincante, sin notar que de sus dedos el arco había caído al suelo.-No puede ser el mismo Dohko...!!!
-Dohko...-me decía Shion sin escuchar al otro chico.-no deviste venir, es muy...muy arriesgado...
-No soportaba estar tanto tiempo sin tí, ya no podía...-le respondí mientras le acariciaba el rostro con el dorso de mi mano y le besaba.
-Por qué no me lo dijiste?-preguntó el otro chico con los dientes apretados.
-No podía...no podía...ahora lo sabes, guarda silencio y...y no le hagas daño...por favor...-ya sin más, su cabeza cayó, sus ojos se cerraron. Estaba inconsiente.
-Dohko...-dijo el chico a mis espaldas, su voz ya no era desafiante.-Hay que llebarlo a su habitación...pero nadie debe verte.-me indicó que le siguiera, yo confundido, sin entender absolutamente nada, solo le seguí con Shion en mis brazos. Entramos por una puertecilla escondida y pequeña, seguramente una puerta de empleados, pasamos por apretados corredores hasta que llegamos al salón principal. Un hermoso lugar, sin duda, lujos por todas partes, las cortinas, los sillones, todo relucía en aquel lugar. Me indicó que me apresurara, y llegamos hasta unas escaleras. Ahí me ordenó detenerme y aguardar detrás de una pared. Del otro corredor sale una niña pequeña.
-Mu...¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar cuidando a mi hermano? O...¿algo le ha pasado?-preguntó ahora mas asustada, la pequeña no devía tener más de 7 años, vestía un vestido blanco y se veía muy tierna.
-Tranquila, Saori, no le ha pasado nada. Solo bajé por unos segundos para decirle a la empleada que prepare un té...-le acarició la cabeza y le sonrrió.
-Hermano...Shion mejorará, cierto?? Verdad que sí??-preguntó la pequeña, con lágrimas en sus ojos. El otro chico se puso en cluclillas para estar a su altura y la tomó de los hombros.
-Claro que mejorará. Solo debes rogar y resar mucho para que eso suceda. Ya verás que pronto se levanta de esa cama y va a jugar contigo, no te preocupes, pequeña...-le besó en la frente.-vé a jugar.
-No, iré yo misma a preparar el té que necesitas.-le contestó con una sonrrisa ella y se retiró. En ese momento el chico me indicó que subieramos las escaleras que ya nadie nos veía. Abansamos por un corredor lleno de puertas a ambos lados, pasamos aproximadamente 5 y entramos en la sexta habitación. Había una cama, una pintura muy hermosa colgada en la pared, un mueblesillo junto a la cama donde había un rosario y una medalla de oro. Un guardaropas en el costado de la habitación, una silla y un pequeño escritorio, eso era todo. Recosté a Shion sobre la cama y lo cubrí con las mantas. El chico me tendió la silla y él se sentó al borde de la cama.
-Ya veo que tú eres Dohko...todavía me cuesta creerlo...-me dijo.
-No entiendo...
-Shion me hablaba mucho de tí. Que él te ama, que tú lo amas. Me hablaba de un tal "Dohko" pero nunca mensionó tu apellido...
-Porque soy un Montesco...-le respondí.
-Sí...ha estado desde algunos días enfermo, parecía un resfriado normal, pero empeoró en lo que va de ayer y hoy. Papá me ha pedido que cuide de él...seguramente estabas preocupado por él -se me vino a la cabeza la frase "No soportaba estar tanto tiempo sin tí, ya no podía..."-y por eso has venido. Te pido disculpas por haberte enfrentado abajo en los jardines, pero yo no sabía...y además estaba muy preocupado por su salud y porque Saga me mencionó que algún Montesco podría aprobecharse de la situacion y venir a matar al hijo del patriarca Capuleto, nuestro padre.
-No tienes porqué pedir disculpas...has actuado bien...-pero luego se me vino un rencor a la cabeza...ese nombre, Saga, aquel que había herido a mi padre y que casi le lleba a la muerte.
-Pero Shion tiene razón. No deviste venir. Si no es por él, que arriesgó su propia integridad por defenderte, estarías muerto con una flecha atrabesando tu corazón, y si no fuese así, algún guardia te habría disparado. Deves cuidar de tu vida, porque si algo te pasara...no solo lo sufrirías tú, sino Shion, y con él yo tambien, su hermano.
-Lo sé pero...necesitaba verlo...!! Necesitaba saber de él, ahora mismo está enfermo y yo no tenía ni la más minima idea!!
-Lo sé...lo amas, lo puedo ver...pero no vuelvas a esta casa, has oído bien?? Es muy peligroso.-Shion abría lentamente sus ojos y balbuseaba algunas palabras.
-Pero cómo puedo saber de su salud??
-Vé mañana al mercado, te estaré esperando en una esquina.
-Dohko...-decía por fin despertando de su sueño.-Donde estas??
-Aquí estoy, amor, aquí estoy...-me hacerqué a su lecho y le besé.
-Antes...de que vinieras, me dolía todo...pero...ahora que estás aquí, conmigo Dohko...ya no siento ningún dolor...-me sonrrió.
-Tienes que ser fuerte, Shion, tienes que mejorar...yo siempre voy a estar contigo, en tu corazón, no lo olvides.
-No lo olvidaré...tú no me olvides...
-Eso jamás porque te amo...-le acaricié los cabellos y le besé.
-Ya vete...puede venir Papá o cualquier otra persona...es muy arriesgado que estés aquí...-dijo el chico.
-Mu tiene razón...ya vete...prometo estar bien si tu lo estás.
-Entonces lo estaré...te amo-le repetí y lo besé nuevamente despidiendome.
-Yo tambien te amo, Dohko...-me sonrrió. Mu me guió por otro montón de corredores hasta la salida y se despidió de mí, me recordó que estubiera mañana temprano en el mercado y se retiró adentro de la casa.

Por fin dejé ese horroroso lugar que solo me mantenía asustado adentro. Era como entrar en la boca del lobo. Pero me sentía mucho mejor porque había conseguido besarle. Por otro lado, estaba enfermo, muy mal, se veía muy mal. Eso me dejó muy preocupado, con un nudo en la entrada de la garganta.

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